Revuelo ha generado el caso de dos estudiantes chilenos involucrados en un confuso incidente con resultado de muerte en Malasia.
De ser declarados culpables de homicidio por la Justicia de este país sudasiático, ambos arriesgan ir a la horca, acusó Fernando Osiadacz, padre de uno de los afectados.
El hombre ya tomó contacto con autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, tanto de la administración de Bachelet como de Piñera.
No obstante, desde Cancillería indicaron que todas las cartas que han enviado -para lograr que se rebajen los cargos en su contra- han sido rechazadas hasta este momento.
Teniendo en cuenta lo anterior, queda claro que Malasia tiene un Código Penal muy distinto al nacional y una serie de delitos, no sólo la muerte de una persona, te pueden llevar al mismo destino.
A continuación lee el listado:
Según consignó Death Penalty Worldwide, un organismo ligado a la Escuela de Derecho de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, una persona puede ser condenada a muerte si participa de un dacoity, un grupo de al menos cinco sujetos que concrete un asalto en el cual uno de los miembros mate a alguien.
Además, entregar falso testimonio a sabiendas que la declaración enviará a alguien a la cárcel o que ésta perderá la vida también terminará en pena capital, al igual que el suicidio asistido de un niño o una persona enferma.
Los delitos de terrorismo sin resultado de muerte, como por ejemplo la posesión ilegal de armas de fuego o explosivos en áreas de seguridad, al igual que suplir, recibir o preparar la entrega de este tipo de armamento en estas mismas zonas también acabará en pena capital.
La normativa de Malasia también castiga los asaltos, aunque en estos ilícitos no haya una muerte de por medio. En esta categoría, arriesgan perder la vida aquellos que sean encontrados culpables de disparar un arma con el objetivo de herir o causar daño.
El secuestro también se sanciona, especialmente si es con la intención de matar, pedir un rescate o un arma es usada en el acto.
A los anteriores se suman el tráfico de drogas, la traición, incitar un motín al interior de las Fuerzas Armadas, resistirse a un arresto, escapar de la cárcel e intentar asesinar a alguien.
De ser encontrado culpable de cualquiera de estos delitos, Malasia los ejecuta en la horca amparados en el artículo 277 del Código para Procedimientos Penales.