Al comienzo de la ola de refugiados, en 2015, en Alemania algunos confiaban en poder manejarla, y otros sentían temor. Cinco años después, las cifras demuestran que la integración avanza, pero el escepticismo continúa.
¿De dónde vienen esas personas? ¿Fueron a la escuela? ¿Encontrarán una vivienda y un trabajo? Esas y muchas otras preguntas se discutían en Alemania cuando, en el otoño boreal de 2015, cada vez más refugiados llegaban al país.
Ahora, cinco años más tarde, el debate sobre la afirmación de Angela Merkel, “lo lograremos”, todavía despierta emociones encontradas. Pero ya no se discute a partir de miedos y sospechas, sino que, entretanto, los números hablan por sí mismos con respecto a esa fase en la que llegó una gran cantidad de personas a Alemania.
Lo que queda claro es que la cantidad de solicitantes de asilo disminuyó notablemente desde 2015. En total, casi un millón de personas habrían solicitado asilo en ese año, y la mayoría provenía de Siria, Afganistán e Irak. También de países en los que la guerra y el terrorismo representan un peligro mortal y cotidiano.
No todos los que llenaron un formulario de solicitud de asilo en Alemania lo recibieron. En la época de la llamada “crisis de los refugiados”, el porcentaje de las solicitudes aprobadas, sin embargo, era relativamente alto. Es probable que eso haya tenido que ver con que muchos refugiados venían de países en guerra, como Siria.
Formación y conocimientos de alemán
¿Necesita Alemania expertos extranjeros para compensar la falta de especialistas en el país? O ¿son los refugiados una sobrecarga para las obras sociales alemanas? También acerca de estas preguntas, las opiniones de los alemanes estaban y siguen estando divididas.
Mientras el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) rechazaba la acogida de refugiados, entre otros, por motivos económicos, los otros partidos en el Parlamento alemán, así como las uniones de empleadores, resaltaban la importancia de los inmigrantes para el mercado laboral.
Hoy se hace evidente que una gran parte de las personas que llegaron como solicitantes de asilo a Alemania necesitaban primero una formación para poder encontrar un trabajo. El nivel formación profesional es muy diferente según el país de proveniencia.
La formación profesional, en parte faltante o incompleta, así como la falta de conocimientos del idioma alemán eran uno de los motivos por los cuales muchos refugiados no podían abrirse paso en el mercado laboral alemán.
Entretanto, dos de cada tres personas de fuera del área de la Unión Europea que viven en Alemania y están en edad activa, han encontrado un trabajo en este país. De ese modo, su porcentaje sigue siendo menor que en 2015, lo que significa que en ese terreno aún hay mucho por hacer en cuanto a la integración de personas refugiadas.
La visión de Merkel pierde seguidores en Alemania
En cuanto a la vivienda, parece haber señales positivas. Muchos de aquellos que en 2016 todavía vivían en centros de refugiados, ya viven en un departamento de alquiler.
Ya se trate de trabajo, vivienda, o de asuntos como la criminalidad, lo que queda claro es que, cinco años después de la frase de Merkel, “lo lograremos”, Alemania sigue estando dividida en cuanto al tema de los refugiados. La cantidad de quienes están en contra de otorgar asilo aumentó desde 2015.
Hoy, sólo un 11% de los alemanes están a favor de recibir a más refugiados. Ese aumento del escepticismo se evidencia también al preguntarle a la gente sobre su apoyo a la política de asilo de Angela Merkel. Casi la mayoría la rechaza hoy en día. Además, muchos de los que en 2015 compartían la visión de la canciller alemana, ahora ya no están tan convencidos.
Es decir que, mientras hay varias cifras que reflejan una imagen positiva de la integración en Alemania, la confianza en el “Lo lograremos” de Angela Merkel disminuyó, cinco años después de la llegada de gran cantidad de refugiados. Un balance heterogéneo para la política de asilo de la canciller.