En 1910, el biólogo ruso Iliá Ivanovich Ivanov hizo una propuesta que pasaría a la historia como una de las ideas más descabelladas de la ciencia: crear hombres-mono. Un híbrido con el intelecto de un humano y la fuerza animal de los primates.

De acuerdo con BBC News, en ese momento Ivanovich lo planteó superficialmente después de dar a conocer cómo había perfeccionado el uso de la inseminación artificial, que ya se estaba experimentando en la época y de la cual fue uno de los pioneros.

Nadie creyó que el científico tenía intenciones de llegar muy lejos en el futuro próximo con los monos. Simplemente, mencionó la posibilidad de crear estos híbridos con nuevos métodos.

Además, según él, en el futuro, los avances de la inseminación permitirían no interferir con los límites éticos que habría implicado cruzar a humanos con animales. La experimentación sería más “libre”.

Sin embargo, al poco tiempo comenzó a mover los hilos para concretar la comentada idea y después de la Revolución Rusa (1917) comenzó su polémica travesía por la cual posteriormente sería condenado al exilio.

Iliá Ivanovich Ivanov y la inseminación artificial

Muchos creen que fue Joseph Stalin quien dio la orden a Ivanovich para que, a partir de su idea, creara un ejército de hombres-mono. Pero en realidad, fue el biólogo quien presentó un proyecto al gobierno que fue aceptado, pese al rechazo de gran parte de la comunidad científica.

Todo partió porque Ivanovich había logrado poner en práctica algunos de sus avances en inseminación artificial. Según recoge New Scientist, primero logró mejorar la sangre rusa imperial de los caballos utilizando esperma de sementales, y desde allí no se detuvo.

El científico, también apodado el “Frankenstein rojo”, pasó a los animales domésticos, argumentando que podría crear nuevos y mejores si cruzaba especies derechamente relacionadas.

De hecho, logró crear ejemplares como el ‘zeedonk’, que corresponde a un híbrido de cebra y burro, o el ‘zubron’, que fue un cruce entre bisonte europeo y vaca. Asimismo, hizo experimentos con ratas, cobayas y conejos antes de proponer la mezcla de hombres-mono, argumentando que monos y humanos eran parientes directos.

Iliá Ivanovich Ivanov, el científico ruso que intentó crear un ejército de
Zeedonk | Wikimedia Commons

La historia del supuesto ejército de hombres-mono de Stalin tampoco fue un secreto, ni fue como la plantearon los medios cuando resurgió en lo 90’s. En la época en que ocurrió sí había conocimiento de esto y causó revuelo en los medios y un amplio debate.

Lo que pasó fue que en 1990 se revelaron archivos rusos donde se conocieron más detalles de la historia, con documentos que probaban la experimentación, generando titulares tendenciosos.

En los años 20’s, los titulares también fueron escandalosos y sugerían que Stalin habían mandado a criar un ejército de híbridos, pero nunca llegó a materializarse ningún hombre-mono y el experimento quedó olvidado.

Además, pese al acceso a nuevos detalles, todavía hay parte de la historia que quedó inconclusa. Alexander Etkind, un especialista en historia rusa nacido en la Unión Soviética y después académico en la Universidad de Cambridge, escribió un artículo donde dice que “ninguno de estos documentos revela por qué lo hizo”.

¿Un ejército de “hombres-mono”?

Iliá Ivanovich alcanzó el éxito gracias a su experimento con los caballos y logró una reputación importante. De acuerdo con National Geographic, puso en práctica un método con el que pudo inseminar a 7.000 yeguas y más de 1.000 ovejas.

Después de eso, era considerado un “experto mundial” en inseminación artificial, tanto que recibió consultas de diferentes partes del mundo, especialmente de criaderos de caballos.

Pero Ivanovich quería más y tras un viaje a París, donde estuvo trabajando algunos años, consiguió el apoyo de Nikolai Gorbunov, un político soviético, quien recomendó su investigación al gobierno.

El medio recoge que fue Gorbunov quien planteó “la posibilidad de que un ejército de hombres-mono avanzara de manera exitosa contra las tropas fascistas y liberales de Europa y Estados Unidos”, según investigaciones de Kirill Rossiianov, historiador del Instituto de Historia de la Ciencia y la Tecnología de la Academia Rusa de Ciencias, en Moscú.

Iliá Ivanovich Ivanov, el científico ruso que intentó crear un ejército de
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El burócrata también decía que este híbrido tendría resistencia al frío, lo que les permitiría expandir la entonces Unión Soviética de Stalin más allá de las fronteras de oriente. “El que domine a las bestias, dominará la Tierra”, había dicho.

Experimentos fallidos… y racistas

En 1926 Ivanovich, respaldado y exitoso, partió a África para encontrar monos, ausentes en territorio soviético. Y en paralelo, en Georgia, se construía un laboratorio para experimentar con hombres negros.

Suena atroz, pero resulta que en esa época, se pensaba que las personas afrodescendientes eran más cercanos a los monos que los blancos, que tampoco quedaron fuera, puesto que donaban esperma para el proyecto.

Inicialmente, el biólogo inseminó a tres chimpancés hembras con esperma humano para obtener los primeros híbridos, pero no hubo resultados positivos. En ese momento, Ivanovich concluyó que el embarazo sería más difícil en monos y propuso inseminar a mujeres con esperma de simios.

El científico, en su afán por conseguir sus objetivos, pidió un permiso extraordinario al gobierno soviético para llevar a cabo estos procedimientos en mujeres de bajos recursos sin que ellas lo supieran, pero nunca se aprobó este método.

Pese a la negativa, Ivanovich de todas maneras inseminó a mujeres prisioneras en Lubianka, Moscú, pero tampoco tuvo éxito. Él decía que las jóvenes no estaban comprometidas con el experimento y también reparó en que el esperma no funcionaría porque había sido congelado al ser donado.

Sumado a esto, comenzaba a perder la confianza de Gorbunov, quien lo presionaba y le aseguraba que Stalin se estaría impacientando por su demora.

La última oportunidad de Iliá Ivanovich Ivanov

Ante la urgencia, el político le dio una última oportunidad a Ivanovich y le consiguió una autorización para trasladarse a un nuevo laboratorio en Sujumi, a orillas del Mar Negro, con 5 monos: 4 chimpancés y un orangután, que serían su última esperanza.

El biólogo por su parte consiguió a 5 mujeres, buscando entre jóvenes de 16 a 20, analfabetas y convenciéndolas de que serían recompensadas por Stalin si quedaban embarazadas.

Sin embargo, los simios llegaron enfermos y cansados por el viaje, además eran muy jóvenes para que su esperma diera resultados exitosos. Finalmente, murieron y el orangután sobrevivió, pero falleció al poco tiempo de llegar a Sujumi.

Iliá Ivanovich Ivanov, el científico ruso que intentó crear un ejército de
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En ese momento, Ivanovich habría enviado sus últimos mensajes “el orangután murió, estamos buscando un remplazo”, a lo que Gorbunov le respondió: “es el fin”, según los historiadores.

El científico nunca logró crear el híbrido de hombre-mono y fue objeto de críticas políticas. En 1930 fue detenido por la NKVD, que era entonces la policía secreta de Stalin y fue enviado al exilio en Almati, Kazajastán, donde estuvo trabajando en el Instituto Veterinario Zoólogo, hasta que falleció por un derrame cerebral en 1932.

Gorbunov, fue acusado de espionaje y conspiración contra el líder soviético por otras razones que se sumaron al proyecto de los hombres-mono, las autoridades determinaron que fue infiel al régimen y lo fusilaron, al igual que a las 5 mujeres que había reunido el científico, que fueron encontradas después en Sujumi.