Mientras el mundo sigue de cerca los movimientos militares de EEUU, se conoció que un grupo de bombarderos B-2 de la Fuerza Aérea despegaron desde el país norteamericano, en dirección al Pacífico.
Se trata de uno de los modelos de aviones furtivos (casi invisibles al radar) estadounidenses, siendo capaces de cargar la única bomba que, en teoría, sería capaz de alcanzar las instalaciones iraní de enriquecimiento de uranio en Fardow.
Según resume el New York Times, páginas que se dedican a seguir vuelos en línea, apuntan a que el destino de los diversos B-2, que despegaron desde Misuri, sería -en teoría- Guam, en el Pacífico donde los EEUU poseen bases militares.
Y si bien la distancia entre el lugar e Irán es, obviamente, considerable, cabe resaltar que estos van acompañados de aviones especiales para recargar combustible en el aire (KC-46), ampliando su alcance.
Este movimiento de relocalización -usual para aeronaves militares- viene justo en un momento donde el presidente Donald Trump aseguró que se tomará máximo unas dos semanas para considerar si su país tomará parte en los enfrentamientos entre Israel e Irán.
Todo luego que desde Israel comenzaran una serie de ataques destinados a impactar en el programa nuclear iraní, asegurando que estaban a muy poco de finalmente conseguir desarrollar un arma nuclear.
Como respuesta, Irán lanzó varias oleadas de misiles contra territorio israelí.
Junto con las pérdidas humanas que conlleva el conflicto, los temores también se han levantado por el posible impacto que podría tener un recrudecimiento de los enfrentamientos en ambos países, en especial por un teórico cierre o bloqueo del estrecho de Ormúz, zona clave para el tráfico marítimo de petróleo.