El viernes el presidente Javier Milei llegó a Río Gallegos, en la zona austral de Argentina, para visitar este sábado la Base Marambio en la Antártida.

El mandatario argentino viajó junto a tres de sus ministros y autoridades militares. A su vez, la comitiva está acompañada de Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Se trata del primer viaje de Milei como presidente lejos de la provincia de Buenos Aires, en una visita que tiene como objetivo participar en el lanzamiento oficial de NUTEC Plásticos, iniciativa emblemática del OIEA para abordar el problema mundial que supone la contaminación por plásticos.

De acuerdo a Agencia EFE, se trata de un proyecto que se llevará a cabo en colaboración con el Programa Antártico Argentino, para el monitoreo de la contaminación marina a causa de los microplásticos en las costas del continente, así como su eventual tratamiento y reutilización.

Esta visita ha generado variadas reacciones en el país vecino, en donde organizaciones ecologistas han acusado a Milei de ser un negacionista de la crisis climática y un detractor de las causas medioambientales. De hecho, tal como consigna Clarín, en 2021, cuando era precandidato a diputado, dijo que el cambio climático era “otra mentira del socialismo” con el objetivo de “sembrar miedo”.

Lo cierto es que la llegada de Milei a la Antártica ocurre a sólo un mes y medio de la visita que el presidente Gabriel Boric hizo a tres de las diez bases que Chile tiene en el continente blanco. Esto, en compañía del secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.

Para Alfonso Kaiser, profesor de Riesgos del Master of Engineering Management de la Universidad de los Andes, la cercanía del viaje de Milei respecto al realizado por Boric no es casualidad, considerando que en más de una ocasión ambos países han tenido ciertas diferencias por cuestiones territoriales en la Antártida.

“Básicamente se trata de un territorio de reclamaciones. Hay que pensar que todo lo que hay en la Antártica es una buena voluntad de todos los países, pero hay reclamaciones y esas reclamaciones se superponen”, señala a BioBioChile.

“Nuestras bases están ubicadas muy cerca de la base rusa, de la Base Marambio de Argentina y de la uruguaya. No son como los territorios que nosotros conocemos en el continente. El Tratado Antártico se define así, hay reclamaciones evidentemente, y entre los firmantes originales está Chile pero no está reconocido que este territorio sea de Chile o no de Chile, ni tampoco de Argentina o no de Argentina, entonces son solamente reclamaciones”, agrega.

Desde ese punto de vista, añade Kaiser, lo que hagan los presidentes es tremendamente importante ya que marcan la permanencia de sus respectivos países para lo que pueda venir a futuro, “que a lo mejor nunca viene”.

“Milei está haciendo lo que han hecho todos los presidentes de todos los países que reclaman, y en general van. Hay países que tienen menos interés de ir, como el presidente chino o el norteamericano, porque la presencia de ellos es muy grande, pero los países que no son tan importantes sí necesitan dejar una marca y una huella”, sostiene.

A su juicio, Chile ya dejó esa huella con el viaje dell presidente Boric y la invitación a las actividades de Naciones Unidas. “Coincidió además que estábamos realizando un trabajo científico con los aviones de la Armada. En el fondo, es una marcada de territorio muy grande”, puntualiza.

“Obviamente todo el resto quiere hacer algo parecido y es lo que está haciendo Milei, pero no es nada malo ni nada bueno. Se viene dando lo que se ha dado en los últimos 40 años de historia Antártica”, plantea.

A Kaiser no le cabe la menor duda que hay una relación entre los viajes de Boric y Milei. “Lo que pasa es que fue tan fuerte que un presidente chileno viajara con el secretario general de las Naciones Unidas en el buque chileno, y se encontraran además con un destacamento de la aviación naval chilena trabajando en territorio antártico para las Naciones Unidas, que algo tiene que hacer el otro”, expresa.

“Porque esto es un territorio en reclamación entonces no se pueden quedar atrás. Esto no se trata de una carrera pero yo creo que sí tiene mucho que ver porque evidentemente nosotros estamos tomando un protagonismo que Argentina también disputa. Entonces, es lo que cualquier país haría”, complementa.

Recordemos que a fines de noviembre el entonces ministro de Defensa de Argentina, Jorge Taiana, publicó el Libro Blanco de la Defensa 2023, un documento que expone la política estratégica y de planificación de la Defensa para el país trasandino a mediano y largo plazo.

El libro incluye extensos territorios que son reclamados por Chile en la Antártica y la plataforma continental, lo que fue abordado por el analista internacional Guillermo Holzmann con nuestro medio asociado El Pingüino.

“Lo que hace Argentina en el Libro Blanco es potenciar y dedicar muchas ideas a lo que es su política antártica”, indica.

“A lo que es el fortalecimiento del extremo sur, a lo que es el control, regulación y protección de todo lo que es el océano Atlántico, las zonas económicas exclusivas y la plataforma continental”, complementa.

“Allí no sólo se instala el mapa que ya en Chile conocemos y que se superpone con las pretensiones de Chile y que afectan la firma del Tratado de 1984”, explicando que “hay un plan de infraestructura importante para mantener lo que ellos llaman un control y una regulación y protección de la aero-navegación por mar y submarina”.

Interés chino en Argentina

Desde hace un tiempo que China se ha mostrado interesada en Argentina. Sin ir más lejos, en 2017 concluyeron las obras de una base china en Nequén. Pese a que los asiáticos afirman que es un Observatorio Espacial, los vecinos del poblado de Las Lajas dicen que no se sabe nada de lo que ocurre en su interior.

Tal como detalla Infobae, son 200 hectáreas que el gobierno de Neuquén le cedió a China por un lapso de cincuenta años. “Nadie puede entrar a la base -que técnicamente es territorio tan chino como Pekín-, nadie sabe realmente qué pasa ahí, nadie confía en que la imponente antena de 35 metros, el corazón del sitio”, publica el citado portal.

A lo anterior se suma un puerto que una empresa china quería construir en Tierra del Fuego, provincia en la que incluso su gobernador firmó un memorándum. No obstante, posteriormente Buenos Aires le cerró la puerta al proyecto.

“Yo no tengo el detalle del contrato firmado pero independiente de eso, el problema de las bases de carácter militar es que no se acogen a la soberanía del país. Es como la base que tenían los norteamericanos, por ejemplo, en el Canal de Panamá, que a mí me tocó visitar antes que la cerraran. Era territorio norteamericano, es como una embajada”, dice Kaiser.

“No hay claridad para qué la iban a usar, pero podría ser para rastreo de satélites con órbitas polares, como una base de apoyo logístico para las tareas tácticas o para rastreo de comunicaciones estratégicas de baja frecuencia que ocupan los submarinos atómicos, particularmente de Estados Unidos. Puede ser una o todas”, cuenta.

“Si yo consigo como China una base ahí, haría todo lo que pudiera hacer porque hay que recordar que lo importante es que en ese territorio no hay soberanía argentina. Yo puedo hacer lo que quiera con ese territorio en el marco del convenio que firmé con el país receptor”, concluye.