Más de 800 yihadistas de Al Shabab, agrupación de Somalía, han sido abatidos en los últimos 15 días por el Ejército de Etiopía. La organización está afiliada desde 2012 a Al Qaeda y concreta repetidos ataques terroristas en su propio país y en naciones vecinas, pretendiendo instaurar un Estado islámico de corte wahabí.

Más de 800 combatientes del grupo yihadista somalí Al Shabab, incluyendo 24 líderes, han sido abatidos desde el pasado 21 de julio cerca de la frontera entre Etiopía y Somalía.

Esto, en medio de una operación militar desplegada por las Fuerzas Armadas etíopes, quienes destruyeron reservas de armamento y depósitos de alimentos de la agrupación.

La cifra de muertes incluye los enfrentamientos de los que el Ejército de Etiopía venía hablando durante las últimas semanas.

Estos provocaron el redespliegue de una unidad militar que había sido desplazada a la región norteña de Tigré, tras el estallido del conflicto con el Gobierno central en noviembre de 2020.

Al menos 85 yihadistas murieron en combates con las Fuerzas Armadas etíopes el pasado 26 de julio, luego que intentaran atravesar la frontera a través del distrito de Ferfer.

Pocos días antes, el 23 de julio, al menos 20 soldados y 154 yihadistas habían muerto en los choques desatados después de que los somalíes trataran de tomar las localidades fronterizas de Yeed y Aato, antes de dirigirse a la vecina Huleel.

Al Shabab pretendía alcanzar la región de Oromía para reunirse con los rebeldes del Ejército de Liberación de Oromo (OLA), presunto responsable de matanzas de civiles.

Yihadistas de Al Shabab están afiliadas a Al Qaeda

No es la primera vez que las autoridades etíopes acusan a los grupos armados que operan en el país de tener vínculos con los yihadistas somalíes.

El pasado 8 de julio, las fuerzas de seguridad etíopes aseguraron haber frustrado los repetidos intentos de Al Shabab de establecer vínculos con los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT).

Al Shabab, grupo afiliado desde 2012 a la red de Al Qaeda, concreta frecuentes ataques
terroristas en diferentes puntos de Somalía para instaurar un Estado islámico de corte wahabí. Estas acciones también son cometidas en naciones vecinas como Kenia y, recientemente, Etiopía.

Somalía vive en un estado de guerra desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.