Producto de la crisis provocada por la pandemia del Covid-19, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83,4 millones de personas en 2020, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre.

Esta información fue dada a conocer por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Ambos organismos presentaron un informe conjunto titulado “Cómo evitar que la crisis del Covid-19 se transforme en una crisis alimentaria: Acciones urgentes contra el hambre en América Latina y el Caribe”, en el que proponen acciones urgentes para enfrentar el alza del hambre producto de la pandemia en los países de la región.

Los efectos de la crisis ya son visibles en los sistemas alimentarios: la vulnerabilidad de los trabajadores ha crecido y los precios internos de los alimentos están subiendo más que el de otros productos de la canasta básica, según el Índice de Precios al consumidor (IPC).

Por el aumento del desempleo y la caída en los ingresos, millones de personas no están pudiendo adquirir suficientes alimentos; y muchas otras están teniendo que optar por alimentos más baratos y de menor calidad nutricional, indicó la Cepal y la FAO.

La situación en Chile

Julio Berdegué, representante de la FAO en la región, participó de un seminario virtual que contó con la presencia del ministro de Agricultura, Antonio Walker. Ahí, sostuvo que aumentará el número de chilenos que “no tendrán cómo parar la olla”.

Berdegué fue enfático en advertir que al menos un millón de ciudadanos del país podría pasar hambre.

En el seminario titulado “Seguridad alimentaria en tiempos de pandemia”, el representante de la FAO reiteró que los chilenos podrían comenzar a comer alimentos con bajo aporte nutricional, optando por dietas menos diversas y más baratas.

“La seguridad alimentaria es un derecho humano”, subrayó.

Por su parte, el ministro Walker comprometió el trabajo desde la cartera que representa para mitigar la eventual situación; y acciones para que en el país no se desperdicien los alimentos.

Decálogo de medidas para evitar la crisis alimentaria

Tanto la FAO como la Cepal proponen un bono para que todos los hogares accedan a una alimentación suficiente y nutritiva; también para que las empresas y actores del sistema alimentario puedan realizar sus tareas y garantizar precios razonables.

En esa línea, presentaron un decálogo que consta de las siguientes propuestas:

-Reforzar los programas de alimentación escolar para garantizar la alimentación de niños y adolescentes.

-Apoyar las iniciativas de asistencia alimentaria de las organizaciones de la sociedad civil.

-Apoyo financiero (crédito y subsidios productivos) para las empresas agropecuarias, orientado principalmente a la agricultura familiar.

-Ajustar los protocolos de sanidad y salud en la producción y el transporte de alimentos y en los mercados mayoristas y minoristas.

-Expandir y garantizar el funcionamiento de los programas de apoyo a la producción de autoconsumo.

-Asegurar el financiamiento, la asistencia técnica y el acceso a insumos y mano de obra a los agricultores y pescadores artesanales.

-Establecer mecanismos ágiles de consulta y coordinación público-privada entre todos los actores del sistema alimentario.

-Impedir que los mercados mayoristas y minoristas y las agroindustrias se cierren o disminuyan sus operaciones.

-Continuar con las políticas que han mantenido abierto el comercio mundial de alimentos, en particular evitando medidas proteccionistas que aumenten el precio de los alimentos.