El sexto episodio de la última temporada de Game of Thrones, Blood of My Blood (Sangre de mi sangre) pone nuevamente en el escenario a importantes personajes abandonados en entregas anteriores.
Advertencia: a continuación, se detallan sucesos del sexto episodio de la sexta temporada de Game of Thrones.
La última entrega de Game of Thrones no ha dejado indiferente a nadie, pues develó una serie de misterios que reposaban en la conciencia de los fanáticos y que ahora salen a la luz hilvanando el devenir de la serie.
Sin duda la aparición más representativa del último episodio fue la de Benjen Stark, explorador jefe de la Guardia de la Noche que había sido dado por muerto. El episodio comienza con la huida de Bram y Meera ante el acecho de los Caminantes Blancos en medio de un gélido bosque. Cuando todo parecía perdido, el personaje interpretado por Joseph Mawle irrumpe heroicamente en la escena acabando con los perseguidores de su sobrino; secuencia que nos remite a The Lord of the Rings y al momento en que Trancos (Aragorn) salva a Frodo de los espectros del Anillo en la cima de los Vientos (tanto desde un punto de vista visual como narrativo) haciendo patente el influjo de Tolkien (o de Peter Jackson) en la superproducción de HBO. Al respecto, las visiones que asedian a Bram y que recapitulan fragmentariamente los hechos del pasado y el futuro reafirman su rol clave en el universo creado por Martin, similar a la influencia que Sauron tenía sobre la psiquis de Frodo.
Por otro lado, el episodio retoma el arco que involucra a Walder Frey (David Bradley) y Brynden Tully (Clive Russell) en los hechos acaecidos en el inolvidable capítulo The rain of Castamere.
Aguasdulces ha sido recuperada por el Pez Negro, pero el señor de Los Gemelos tiene a su favor el matrimonio estratégico (y caso olvidado) de Edmure Tully (Tobias Menzies) con una de sus hijas; alianza que podría forzar un inesperado giro político. En este sentido, las constantes rencillas entre las familias nobles que impiden la unificación de Los Siete Reinos, propician la incertidumbre sobre el futuro y el protagonismo de ciertas casas influyentes; línea argumental que hasta cierto punto había sido interrumpida en la tercera temporada.
Un momento importante fue también la decisión de Arya Stark de no asesinar a la actriz Lady Stork en el nombre del Dios de Muchos Rostros, demostrando que le es imposible renegar de su identidad y humanidad; aunque aquella determinación podría ser la concreción de una prueba definitiva.
El capítulo también nos muestra el esperado enfrentamiento entre Jaime Lannister y el Gorrión Supremo. Este último termina por reafirmar su poderío al unir al rey Tommen Baratheon y la reina Margaery Tyrell bajo los preceptos de La Fe, consolidando el ascendente de la religión en el Trono de Hierro; haciendo eco del matrimonio de los Reyes Católicos (Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla) como símbolo de un nuevo orden quizás más poderoso que el promulgado anteriormente por la dinastía Targaryen.
Otro punto interesante del sexto episodio fue el regreso de Samwell Tarly a su hogar junto a Gilly y su hijo adoptivo.
Invirtiéndose la parábola del “hijo pródigo”, Sam es recriminado por su padre, Lord Randyll Tarly (James Faulkner), por no demostrar su valía en la Guardia de la Noche como guerrero y persistir en sus intereses intelectuales como maestre; sin dejar también de manifestar su odio hacia los salvajes y su compañera. Posteriormente, Samwell decide rechazar el resguardo de su familia y huye con Gilly y su pequeño llevándose consigo a Veneno de Corazón, una valiosa espada de acero valyrio traspasada de generación en generación.
Finalmente, la última secuencia del capítulo nos muestra a La reina Daenerys encabezando el éxodo del ejército dothraki hacia Meereen, momento que se corona con su enérgico discurso montada sobre el lomo de Drogon. El carácter épico (y bíblico) de esta escena y los acontecimientos que la anteceden, fundamentan el título del episodio: Blood of My Blood (“Sangre de mi sangre”), en cuanto al desarrollo de los valores familiares y tortuoso afán por preservar (o renegar) de aquellos lazos que definen el destino de los personajes; cada vez más vulnerables y enceguecidos por el poder.
Jesús Diamantino Valdés
Profesor y Director del Departamento de Expresión de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez. Es doctorando en Teoría de La Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona; magíster en Letras de la PUC y miembro del Grupo de Estudios sobre lo Fantástico (GEF) de la UAB. Es editor del libro Cuentos chilenos de terror, misterio y fantasía de editorial Cuarto Propio, y autor de otros trabajos dedicados al estudio del cine, la literatura y la ficción televisiva.