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El icónico Jorge González rompió su silencio para hablar sobre su nueva música en Bandcamp y su colaboración con la líder de Los Ex, Colombina Parra. En una entrevista con La Rata, abordó temas como la relación entre sexo y amor, su visión de la sexualidad actual, el romance, y sus experiencias con parejas jóvenes. También reflexionó sobre la instantaneidad de la vida, la música actual y la inteligencia artificial. Reveló cómo se reencontró con Parra y sus días en Fotolog y MySpace.
Jorge González rompió su silencio habitual para hablar sobre su nueva era artística, su reciente saga de canciones publicadas en Bandcamp y su vínculo con quien fue clave en el proceso: Colombina Parra, la líder de Los Ex e hija de Nicanor.
En diálogo con el portal La Rata, el ex Prisionero también se refirió a temas contingentes como la Inteligencia Artificial y los “músicos-influencers”, y a otros más íntimos como su relación actual con la sexualidad y los afectos.
Su interlocutor fue el biógrafo Emiliano Aguayo, autor de dos libros de conversaciones con González (“Maldito Sudaca”, “Independencia Cultural”).
A continuación, 15 ideas y pensamientos que dejó la nueva entrevista a Jorge González:
Sobre la relación entre “sexo” y “amor”
Generalmente, no están separadas ambas cosas. Probablemente, los mejores polvos que me he echado han sido enamorado. Y, desde un momento, los únicos que me echaba, era cuando estaba enamorado.
Su visión actual de la sexualidad
Es que es parte de mi vida hoy (la separación entre “sexo” y “amor”). O sea, ya no me interesa el sexo. No me interesa gustarle a las minas, para nada. Tampoco creo que si me interesara resultaría. Me he fijado que varios caballeros de mi edad o mayores, todavía andan mirando a las cabras chicas y pensando dónde la van a poner. Pero, ya no se les para como antes y andan con un viagra para que pase. Yo no veo para qué. Creo que la actividad sexual está un poquito sobrevalorada. Claro, es rico y es fantástico, y hasta puede llegar a ser trascendente. Pero, sobrevalorada como la meta final de todo.
Su visión sobre el romance
Yo sí tuve sueños románticos con ella (Jaqueline Fresard, su primera esposa). Y es curioso, porque hace unos años sí los tenía sexuales. Antes soñaba que me garchaba a alguien. Ahora, tal como dice esa letra, sueño que le toco la espalda. Y eso, en el sueño, era lo máximo. Y me desperté con esa sensación romántica del tipo que se va para la casa luego que recién le dio el primer beso a su polola, saltando en una pata. Esa es la sensación que tengo ahora. Y encuentro que no se evalúa mucho eso. En término de cultura de masas, solo se evalúa eso de “te voy a hacer pedazos, mijita”, dar vuelta a la mina. Y yo siempre he estado un poco en contra de eso.
Su conclusión tras dos recientes relaciones amorosas con parejas jóvenes
No, es sencillamente lo que me pasa a mí, no es un análisis sociológico (su percepción sobre “romance” y “sexo”). Y lo cuento porque me llamó la atención cuando me empezó a pasar. Mira, yo tuve dos parejas jóvenes en el último tiempo y me di cuenta que es completamente sobrevalorado eso de la cabra chica. Es más una cosa social, de «soy choro, una mina más chica me da pelota». Es una tontera. No las vas a entender, viven en otro mundo. Y, al final, lo que quieres es sentirte conectado con alguien. Y esa conexión puede ser simplemente una conversación, una mirada. A lo mejor, también por un polvo. Pero, «a lo mejor, también», no exclusivamente.
Cómo era el Jorge González del pasado
Cuando joven, la única forma de conectarme con una mujer era acostándome con ella. Y me acostaba con todas mis amigas. Buena onda, bacán, pero luego me di cuenta que eso también me separaba un poco de algunas, porque para ellas no significaba lo mismo que para mí. No digo que para mí era solo un deporte, porque me pasaban cosas, pero se me pasaba. Y a algunas no se le pasaba. En sus historias de vida el sexo significaba otra cosa que para mí.
Sobre los nombres de sus nuevas canciones, que podrían ser también nombres de bandas
Alguien decía que podían ser nombres de bandas indie. Insisto que alguien debiera crear una banda indie llamada Los o The Podcasts.
Sobre las temáticas personales de sus canciones/himnos
Van saliendo, nomás. Siempre fue así. En los discos siempre las cosas fueron saliendo. Y siempre fueron cosas personales. «El baile de los que sobran» o «Muevan las industrias» son cosas mías. No estaba tratando de identificar una masa ni la cacha de la espada, para nada. Tampoco lo hice, como dices tú, leyendo el diario. Parece que tú mismo lo comentaste, que mientras sucedía el estallido ya habían sacado la canción del estallido.
La instantaneidad de la vida y el “efecto Netflix”
Entiendo que hoy todo funciona más bien así, como Tiktok. Todo ahora es agregar contenido. Como las películas de Netflix, que hasta pueden ser buenas, pero a la semana nos olvidamos de qué se trataban. No les interesa si es bueno o es malo, les interesa llenar de «contenido». La cosa es que esté, eso es lo importante. La gente en Tiktok se queda mirando cualquier cosa. Y, de repente, dice «chuta, qué estoy haciendo aquí, llevo 2 horas mirando esto y no me dice nada». Y, lo peor, es que nunca te va a decir nada.
Sobre The Police
Pienso que ellos debieran ser juzgados por el tribunal de la música internacional, por crímenes contra la humanidad musical. Nos legaron a Os Paralamas do Sucesso y Soda Stereo, que todo bien hasta ahí, pero también a Maná y GIT.
Cómo se reencontró con Colombina Parra
Boludeando en YouTube me encontré con ese disco que me impresionó grandemente y quise conocerla, felicitarla e invitarla a mi departamento. Accedió y pronto empezamos a tocar. Ella al sintetizador y yo, como podía, al piano. Nada de voces ni tambores. Al principio grabamos para el recuerdo, en el teléfono. Luego me sentí capaz de grabar. Considera que antes no podía hacer dos cosas a la vez. Y con el inestimable auxilio de mi querido Pancho Straub adquirí unos equipos y monté un sistema de grabación en mi living comedor.
Los músicos actuales y su condición de “generadores de contenido”
Incluso, a veces, imagino que los compadres tienen que parar el ensayo para pintar un mono para subirlo, porque se están vendiendo pocas entradas. Entonces, no ensayan tan bien. Y que la tocata salga bien tampoco importa tanto como que la gente vaya y consuma. El resultado artístico da lo mismo. Que se equivoquen en el concierto no importa. Ahora, si se equivocan y les sale mal, igual los van a hacer mierda y nadie va a pensar que no tuvieron tiempo para ensayar, porque estuvieron ocupados en hacer que la cosa pareciera buena. Aunque, la verdad, siempre fue así: preocuparse que algo parezca bueno antes que sea bueno.
Jorge González y la Inteligencia Artificial
No es talla, varios escriben las letras hoy con inteligencia artificial. Y yo estoy lejos de eso, no por una cuestión filosófica, sino porque no la necesito. No necesito que una cosa me dé ideas. Las tengo de sobra. Siempre las tuve.
Sobre sus días en Fotolog y MySpace
Es que la verdad, siempre he estado conectado, más bien, al computador. Yo fui, probablemente, el primer músico de Latinoamérica que trabajó con computador en la música popular. El primero que apostó acá a que esto iba a cambiar el mundo. «Esto va a mejorar, se va a volver más barato y a todos les va a convenir pronto», y ese pronto llegó.
¿Un posible regreso a los escenarios?
No tengo en absoluto deseos de actuar y, aunque quisiera, no lo veo posible. Hay que arrendar un lugar. ¿Cuántos escalones hay para subir al escenario? ¿Va a estar iluminado cuando me suba? ¿Tendré que desplazarme ahí arriba? No puedo hacerlo. ¿Dónde me voy a sentar? Hay que arrendar buen sonido y buenos roadies, y son caros. ¿Quién paga eso? Son tantas cosas que no solo es decir «toquemos». No al nivel mío. Al nivel de una banda nueva, ok, porque si la cosa no funciona bien y el grupo es desconocido, no pasa tanto, pero en mi caso es diferente.
Sobre si estaba consciente de los shows que ofreció en 2015 tras sufrir el ACV
Yo creo que estaba un poco por la inercia, pensando en que iba a seguir una especie de carrera. Yo me acuerdo puntualmente cuando fue ese momento. Fue una vez que Alfonso Carbone (exmánager de Jorge González) me llamó apurado para que fuera a una entrevista, que tenía que ir y fui, y estaba Miguel y Gonzalo, y era en una radio. Y yo ahí me di cuenta que me costaba hablar y no sabía qué decir. ¿¡Qué mierda estaba haciendo ahí!? Me entrevistaban hasta de la tele. Y luego vio eso y no debía haber aparecido, me veo como el culo y hablo como orto. ¿¡Qué gano yo con estar ahí!?
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