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El rapero chileno Teorema, conocido como Mateo Elicura Cervera Machuca, representará a Chile en la Final Internacional de Red Bull Batalla en abril. Se coronó campeón nacional en Concepción y es el tercer chileno en lograrlo dos veces. Prepara intensamente su participación, incluyendo métodos de entrenamiento como juegos de mesa y lectura. Afronta la final con la responsabilidad de hablar por Chile. Considera que el freestyle fomenta un diálogo respetuoso, a diferencia de la política. Opina sobre la importancia de la guerra de ideas y el desafío de generar cambios. Destaca el impacto positivo del freestyle en la sociedad chilena, facilitando el diálogo y el respeto mutuo.
En abril próximo, Mateo Elicura Cervera Machuca, mejor conocido como Teorema (26), enfrentará uno de los desafíos más importantes de su corta pero fructífera carrera: representar a Chile en la Final Internacional de Red Bull Batalla, la instancia de freestyle más importante del circuito hispanohablante.
El boleto lo obtuvo tras coronarse campeón nacional el pasado 6 de julio en Concepción, en la región donde es oriundo. En la instancia, el cañetino se impuso al debutante Adesong, y antes a Pepe Grillo en octavos de final, a Draker en cuartos y a Nitro en la semifinal.
Con esta participación, Teorema se convirtió en el tercer freestyler local en alzar el título en dos ocasiones, mérito que sólo ostentan Pepe Grillo (2018 y 2019) y Basek (2008 y 2021).
A menos de un mes de la gesta, los recuerdos del campeón son tan nítidos como las “barras” (los “versos”, en la jerga freestyler) que bajaron la corona. “Recuerdo ese día como algo un poco doloroso, pero gratificante”, resume en diálogo con BioBioChile.
“Fue como asumir la presión de querer ir a ganar, que es una presión que no había asumido nunca antes. Los días posteriores han sido de analizar todo lo que estuvo bien, todo lo que no, y comprender lo que sucedió ese día, porque yo creo que uno entiende lo que ha vivido tiempo después de que lo vive”, agrega.
Con su segundo título nacional bajo el brazo (el primero lo ganó en 2019), ahora Teorema piensa en grande: “Ha habido un porcentaje de análisis bastante alto, en miras hacia lo internacional. Estamos agendando los primeros entrenamientos y las primeras fases de experimentación con los nuevos métodos”.
(P): ¿En qué consiste el entrenamiento de un freestyler? ¿Cuál es tu método?
(R): A mí, al menos, los juegos de mesa me han servido bastante. Yo soy un jugador de Magic activo, participo en torneos acá en la zona y todo, así estoy bien conectado con esa comunidad. Entonces uno va identificando qué tipo de inteligencia es la que se va entrenando en cada cosa que uno hace. Por ejemplo, a mí me sirve mucho el Magic porque me permite tomar la decisión correcta en el momento correcto, teniendo muchas opciones.
Por otro lado, la lectura también. Al menos a mí, la lectura de ciencia ficción me permite crear imágenes en mi mente mucho más rápido, porque en el momento en que estoy ejecutando el freestyle, necesito ver primero la imagen para poder relatarla. Muy pocas veces creo la palabra y luego la imagen. Entonces, mientras mi imaginación esté correctamente estimulada, voy a poder relatar lo que estoy viendo con mi imaginación, y eso es un punto a favor… La novela “Duna” (Frank Herbert, 1965) me ha servido bastante.
Teorema: “Una cosa que nos une a los chilenos, es no saber qué significa ser chileno”
Además de Teorema, la Final Internacional tendrá al crédito local El Menor y a los españoles Chuty, Gazir y Bnet. La cita quedó agendada para el próximo 11 de abril en Movistar Arena.
Por ahora, una de las preocupaciones del freestyler se relaciona a su método de respiración, que define como “mi punto más bajo actualmente, pero el punto más alto también, porque he podido salir de estados de nerviosismo muy rápido luego de entrar en un trance de respiración constante. Eso, antes de una final, es bueno hacerlo, pero uno tiene que identificar cuándo está creando tensión y cuándo se está despejando”, explica.

Además de “Duna” (“He sacado de ahí varios conceptos”), las artes marciales también han sido un refugio para la preparación de Teorema (“Preparan mi cuerpo para estados de tensión alta. El estado de alerta que puedo alcanzar en un escenario es mucho más bajo de lo que sería si no tuviese ese tipo de entrenamiento”).
(P): A pesar que eres muy joven (26 años), de alguna forma también eres un veterano del freestyle chileno, porque empezaste en esto antes de los 15 años. ¿Cómo te asimilas hoy?
(R): Creo estar en un punto de inflexión positivo, y este hito para mí es en verdad una consagración que creo haber estado viviendo en la escena desde hace un tiempo. Si bien la gente ya me da por hecho, digámoslo así, dentro del circuito del freestyle, yo siempre estoy buscando excusas para tener entrenamientos más grandes y exploraciones más profundas. Eso es, prácticamente: una excusa. Un campeonato mundial igual te da la excusa para vivir un proceso; o más que la excusa, una la responsabilidad. Tengo 7 meses para ser quien siempre quise ser a nivel disciplinario. Incluso, me cambiaron los horarios, y ya estoy levantándome más temprano.
(P): ¿Qué significa para ti que la final internacional sea en Chile? ¿Es una presión o una responsabilidad?
(R): Que sea en Chile me da otra excusa, que es conectarme con el territorio. Intentar comprender desde la forma más humilde cuál es el lugar en el que habito; toda esta franja de tierra. Yo creo que va a ser importante lo que se diga ese día en Chile, acerca de Chile también. Entonces para mí es una instancia importante, en el sentido de que le voy a hablar a Chile y tengo que entender a Chile antes de hablarle a Chile. Y personalmente, siento que no sé si he logrado entenderlo tanto. Yo creo que Chile es un país difícil de entender, porque hay harta fragmentación a nivel de identidad y no sabemos ni siquiera qué significa la palabra Chile, ¿cachay?, hay muchas teorías al respecto. No sabemos ni por qué nos llamamos así. Una cosa que nos une a los chilenos, es no saber qué significa ser chileno al 100%.
(P): Es difícil descifrarnos, sobre todo en años electorales como este. ¿Es la política chilena materia prima de tu freestyle?
(R): Es una discusión que yo creo importante para todos los chilenos: estar atentos a lo que se está hablando dentro de esos lugares, porque en el freestyle también se ocupa mucha palabra clave, mucho neologismo. A mí me interesa hablar de política. Me siento muy conectado con la política, conversándola. Y es bueno que exista la instancia.
(P): ¿Ves un contraste entre la política chilena y la internacional?
(R): La agenda, a mi parecer, siempre es internacional, y no sabría cómo involucrarme con eso si no fuese desde el arte. El arte, al involucrarse con la imaginación de la gente, se involucra también con la política, porque una de las partes que la política toma es lo que la gente imagina.
Teorema: “¿Cómo va a ser posible que un doctorado de no sé dónde no pueda respetar los 3 minutos del otro, y que puros cabros marginales sí puedan? Nosotros venimos de poblaciones, pero podemos respetar lo que el otro nos diga en un minuto”
(P): Tienes 26 años. ¿Te consideras un optimista, un pesimista o un realista en relación al futuro cercano? Lo pregunto tanto en relación al país como a los conflictos internacionales que agitan estos días, como la guerras en Ucrania y Gaza.
(R): Yo me considero optimista-realista; pesimista nunca, porque sería hacerle un favor a mucha gente y no les voy a entregar mi fe, que es lo que me queda. El pesimismo es como una ideología en cierto punto bien fundamentada, pero lo que quieren es que perdamos la fe y conmigo no van a ganar en ese terreno, por lo menos. Así opino yo. Por otro lado, soy realista porque entiendo lo que está sucediendo en el mundo, y que hay cosas que como humanidad no hemos podido abarcar con el amor suficiente.
La guerra ahora es con ideas, ahí es donde yo veo que se está librando una guerra, que es ideológica, que es de palabras, porque al final la política son mandatos a través de argumentos… Nosotros como jóvenes estamos desafiados por esta realidad psicosocial a ejecutar ideas y palabras que puedan quebrar esas ideas que permitieron estas masacres, porque estas masacres fueron discursos en algún momento. Todo lo que hoy en día es una masacre, ayer fue un discurso. Entonces es importante saber lo que se está escuchando, lo que se está hablando.
(P): ¿Te ha traído consecuencias negativas esta cosmovisión?
(R): Sí, completamente. Yo creo que igual me he ganado una porción de gente detractora, pero al final del día es normal y yo siempre considero que uno no está hablando o luchando por una parte del mundo, sino que es por todos y por todas las personas. Y hay un grado de confusión que a veces no permite ver eso, pero uno lo que está haciendo es para el mundo y va con cariño y no tiene ni color, ni raza, ni religión, ni nada. A veces no se puede siempre con palabras suaves hacer todo. De repente, igual la postura es de combate, porque estos episodios globales exigen inmediatez sobre esa discusión. De repente las cosas nacen desde la emoción, pero también desde la urgencia y la advertencia del peligro.

(P): En los últimos 15 años, Chile ha experimentado un cambio de paradigma con respecto al freestyle: pasó de ser considerado un ejercicio marginal a una actividad respaldada por marcas internacionales y canales de TV abierta. ¿Cómo has experimentado este cambio?
(R): Actualmente se pueden hacer cosas con el freestyle. La diferencia hoy es que un papá o una mamá puede ver que hay un circuito profesional sobre la actividad, de que un cabro, un hijo, puede pasar desde una plaza a otro lugar. Hay muy pocas personas que han entrado al freestyle y han salido mal de ahí. El lugar gratuito para expresarte ya existe, un lugar para poder tener un debate artístico, para poder conectar con personas que también están expresando distintas realidades. Eso ya rompe un poco este paradigma de Chile, donde hay dos realidades que no se juntan. Y el freestyle hace que esas realidades converjan.
Entonces, en un país tan segmentado, el freestyle es un servicio que difumina esta línea imaginaria y no imaginaria entre las personas. Claramente está haciendo su propio aporte a una sociedad chilena donde nos cuesta tanto conversar, y nos cuesta conversar por turnos también.
O sea, imagínate: en el freestyle se conversa por turno, y los cabros aprenden a respetar el espacio del otro, ¿cachái? Tú tienes 10 segundos, el otro tiene 10 segundos. Tú ves hoy un debate político y están todos interrumpiéndose. ¿Cómo va a ser posible que un doctorado en no sé dónde no pueda respetar los 3 minutos del otro, y que puros cabros marginales sí puedan? Nosotros venimos de poblaciones, pero podemos respetar lo que el otro nos diga en un minuto, en dos minutos. Si te pones a pensar en cómo se estructuran los diálogos en el país, en el freestyle se respeta más al otro que en el debate político más visto del Chile actual. Entonces, estamos hablando de una verdadera evolución del diálogo a través del freestyle.
(P): Nos consta que en Concepción, y en la región entera, te quieren y te respetan mucho. ¿Por qué crees que ocurre esto?
(R): Sí, es que acá igual hemos hecho cosas por la zona. Yo creo que la gente igual se enorgullece de que uno lleve la bandera del río Biobío, del río Tucapel. Yo prácticamente todo lo monetario que genero lo he hecho fuera de Conce, porque acá me presento gratis en casi todos los lugares, porque pienso que el artista tiene un compromiso con su territorio, más que con cualquier otro lado. No digo que uno tenga que cantar gratis en todas partes, pero cada cierto tiempo hay que regalarle algo a ese lugar que te está regalando tantas cosas.

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