Con apenas 12 años de edad, MC Billeta hizo historia en 2012 al convertirse en el chileno más joven en presentarse alguna vez en el festival Lollapalooza.

Blindado por canciones de circulación radial como “No no no”, “Puede que” y un disco producido por Latin Bitman (“Pedaleando Lento”; Warner Music, 2011), además de una colaboración con este último en el himno de la Teletón 2010, el niño rapero se convirtió en una promesa cumplida de la música chilena luego de debutar con 8 años en videos de redes sociales y programas busca-talento en la TV de la época.

Tras aquel exitoso 2012 vinieron más presentaciones en el festival capitalino, aunque poco a poco su nombre comenzó a desparecer de la primera línea. “En 2015 saqué ‘Nada especial’, un disco de maquetas, y me presenté en Lolla como invitado de Sinergia en 2013 y en 2015 con Los Plumavit. En 2014 entré al liceo y me dediqué a terminar mi carrera del lado profesional. Estudié Administración de Empresas y empecé a trabajar. En 2019, me salí y me dediqué full a la música”, resume en diálogo con BioBioChile.

Por estos días, Billeta presenta su último disco, “Invencible”, el primero a gran escala en 10 años y donde muestra las variadas influencias musicales que lo formaron desde su adolescencia hasta ahora. Ya con 22 años a cuesta y un nuevo timbre de voz, el compositor toma distancia de la “generación trap” y relata historias con un denominador que lo acompaña desde su era infantil, y que define simplemente como “sentido común”.

“Desde niño me desligué del rapero ‘tan rapero’. Ya había compartido escenario con Sinergia, Los Tetas, Los Pata E Cumbia, Tata Bigorra y con grupos de funk. Me fusioné con otros estilos. Como el 2013 empecé a cambiar la voz”, cuenta.

“A parte de rapear, siempre hice beats, me producía mis pistas, he tenido mi escuela referente a los beats y eso me ayudó a cambiar el sentido de las melodías. Hay unas melodías bizarras; lo que he ido viviendo a medida que voy creciendo. Yo te hablo desde esa transición (infantil) a lo que soy ahora. En 2015 ya había cambiado mi forma de ver las cosas, mi forma de rapear. Ya no era el niño que tenía preguntas y dudas, sino que tenía opinión propia de lo que veía y me pasaba”, agrega.

Futuro antiguo

En “Invencible”, Benjamín Correa (nombre real) se pasea por diversos estilos. “No tengo un referente fijo, cuando chico me gustaba bastante Vico C, por ejemplo, pero siempre escuché de todo. Uno es raro pa’ sus gustos. A pesar que tengo un tema con un sonido trap, otro más reggae, siempre he escuchado demos de mis artistas favoritos, de los Wu-Tang Clan por ejemplo, pero sus maquetas, sus demos, y esos trato de ambientarlos. Tengo ese sonido de los raperos noventeros, pero hacia el futuro. Es como un futuro antiguo, así lo llamo yo”, dice entre risas.

A pesar que coincide en edad con los traperos chilenos de moda, Billeta no se siente parte de dicha escena, que reconoce no manejar del todo.

“No me siento tan identificado con la generación actual, a pesar que tengamos las mismas edades y ellos están pegando y generando con lo suyo; eso está bien. Solamente que no hay que generalizar, digo yo. En el Invencible lo que trato de decir es lo que me voy dando cuenta, que a pesar que venimos del mismo bario, no tenemos los mismos sueños”, manifiesta.

Si bien sus nuevas canciones abordan este tema con rimas a veces duras, Correa asegura: “Quizás suena así críticamente, pero no va a un cierto tipo de estilo. Dejo en claro que no se trata solo del rap, sino de la vida en general. Cualquier ejemplo que dé en el disco, cualquier frase que llame la atención, a pesar que suene de (el mundo del) rap, que lo tomen a lo cotidiano. Eso es lo que intento decir”.

(P): En el trap hay muchos niños haciendo mambo y otros estilos. ¿Qué opinión tienes de “los nuevos menores” del rap chileno? ¿Qué te parece esta tendencia?
(R): Del hp hop, del trap, del género que sea, creo que está súper bien. Siempre y cuando los niños y su familia lo quieran. Da lo mismo el género; quizás más adelante van a descubrir una nueva faceta en su vida. A lo mejor van a partir con trap ahora y después les va a gustar el rap vieja escuela de antes. Mientras sea música y no pasen a llevar a los demás, está todo bacán; siempre van a tener el apoyo. Y eso es lo que hace falta. Porque yo cuando chico no recibí tanto apoyo como recibe ahora la gente. Yo apaño harto eso. A mí me criticaban viejos de 30 y yo rapeando a los 12 años. Entonces ahora que veo a los menores haciendo el estilo que sea, que lo hagan no más, porque siempre van a ir interactuando. Que nunca dejen de crear”, contó.

(P): En esta misma línea, y desde tu experiencia: ¿cómo has visto el desarrollo del trap chileno.
(R): Encuentro que están terrible de profesionales y a otro nivel. Se unieron, los veo unidos, a pesar que yo no conozco mucho del ámbito del trap. Conozco amigos q hacen trap, pero cómo está la escena en sí, no tengo mucha idea. Los veo porque están profesionales, y están sonando por todos lados.

(P): A pesar que cambió tu voz, tu lírica de la “vida cotidiana” continúa. Desde “No, no, no” hasta tus nuevas canciones. ¿Fue una decisión o es algo que se dio naturalmente?
(R): Me pasa naturalmente. Trato de expresar el sentido común en las letras. A pesar que rapeo y llevo tiempo y se me da una cierta facilidad, a medida que vas creciendo y se van dando las cosas es un poco difícil. Entonces trato de encontrarle el sentido común… Quizás en este disco digo cosas que suenan crudas, porque mi actitud siempre ha sido como de pesado, de decirlo fuerte, eso desde chico. Sí trato de decir eso: que suene bien y la gente diga ‘oh, es verdad’. Va por el lado del sentido común más que de lo cotidiano.

(P): ¿Te da nostalgia tu antigua vida de “niño prodigio”?
(R): Para serte sincero, no, porque cuando entré a la música no me puse una meta. Entré y las cosas se fueron dando. Siempre quise lo que tengo ahora: mi propio estudio, mi micrófono, mi piano, crear mis melodías, pero no fue tema pa’ mí eso de que fui el boom en un minuto y me fui yendo al bajo perfil; no fue tema. En parte me ayudó saber llevar tanta presión y no perder mi infancia. A pesar de estar en eventos como Lolla, yo después de Lolla volvía a mi pasaje a jugar a la pelota con mis amigos. Y mis amigos siempre me recibían como el Benja. Pese a lo que hacía, era parte de mi vida. No fue tema. Fue nostalgia cuando la gente me lo recordaba. Y no me frustraba porque yo nunca dejé la música.