Josep Vicent y Sinfónica de Chile dan brillante concierto en CorpArtes

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Con un brillante concierto bajo la dirección del conocido y carismático maestro español Josep Vicent y con la participación del destacado solista en piano español Ricardo Decalzo, la Orquesta Sinfónica de Chile dio término en el Centro de las Artes 660 de Corpartes, a “Luz, movimiento, voz y orquesta”, un ciclo de tres conciertos dobles.

La programación de los días 11 y 12, desarrollada “a tablero vuelto”, ofreció un concierto excepcional, con ovacionadas obras de Ravel, Gershwin y Scriabin, consideradas entre las mejores de la actualidad, pues reflejaban la búsqueda del amor, el éxtasis, la energía, el misticismo, el movimiento y la danza, entre otras temáticas modernas.

La presentación partió con el clásico “Bolero”, del autor francés Maurice Ravel (1875-1937) movimiento orquestal que se ha convertido en una de las obras musicales más interpretadas en todo el mundo, donde vuelven a florecer la pasión, el amor y el movimiento.

La Sinfónica, tradicional intérprete de esta emblemática obra, cumplió con seguridad, coordinación y brillo, bajo la batuta de Vicent, en esta pieza consistente en un “ostinato” a cargo del tambor militar (muy bien el solista Gerardo Salazar), que sirve de apoyo a dos temas en Do, de cierto sabor oriental, que se alternan sin ningún tipo de variación melódica o armónica (excepto en su intenso y atractivo final) y sujetos a continuos cambios de orquestación.y en el marco de un crescendo provocado por el paulatino incremento de la densidad tímbrica.

A continuación, en la magnifica interpretación de la famosa “Rhapsody in blue”, una especie de poema músical para piano y orquesta, del famoso compositor estadounidense George Gershwin (1898-1937), se contó con la labor de solista del concertista español Ricardo Descalzo, con una actuación de elevado nivel, tanto de sensibilidad como de técnica, que lo convirtieron en la figura máxima del concierto.

La obra de Gershwin, también vastamente conocido por el poema tonal “Un Americano en París” y la ópera “Porgy and Bess”, nos muestra una pieza musical compuesta de diferentes partes temáticas, unidas entre sí de manera libre y sin relación entre ellas. La “Rhapsody in blue” es una composición en que las técnicas semi improvisadas, típicas del jazz, se mezclan con las técnicas de composición más formales.

La obra, desde siempre considerada como una maravilla, y la más famosa composición de Gershwin, ayudó defintivamente en su tiempo, a que se considerara al jazz como una música seria, digna de oirse en las más selectas salas de concierto.

La presentación concluyó con el “Poema sinfónico del fuego Prometeo”, del compositor moderno ruso Alexander Scriabin (1872-1915), una compleja composición de correspondencias entre colores, estados espirituales y sonidos, muy bien destacada por la orquesta, a la cual acompañó la Camerata Vocal de la Universidad de Chile, que dirige Juan Pablo Villarroel. Una vez más están presentes en la idea musical del

autor, el misticismo y el alcance del éxtasis como columna vertebral. Brilló la Sinfónica en pleno en la ejecución y estuvieron a gran altura como solistas, el pianista Luis Alberto Latorre y el cellista estadounidense de la Sinfónica, James J. Cooper III.

Final apoteósico y despedida del ciclo con dos “encores” de la orquesta. Previamente ofreció uno el maestro Descalzo, al término de su interpretación de Gershwin.

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Con un brillante concierto bajo la dirección del conocido y carismático maestro español Josep Vicent y con la participación del destacado solista en piano español Ricardo Decalzo, la Orquesta Sinfónica de Chile dio término en el Centro de las Artes 660 de Corpartes, a “Luz, movimiento, voz y orquesta”, un ciclo de tres conciertos dobles.

La programación de los días 11 y 12, desarrollada “a tablero vuelto”, ofreció un concierto excepcional, con ovacionadas obras de Ravel, Gershwin y Scriabin, consideradas entre las mejores de la actualidad, pues reflejaban la búsqueda del amor, el éxtasis, la energía, el misticismo, el movimiento y la danza, entre otras temáticas modernas.

La presentación partió con el clásico “Bolero”, del autor francés Maurice Ravel (1875-1937) movimiento orquestal que se ha convertido en una de las obras musicales más interpretadas en todo el mundo, donde vuelven a florecer la pasión, el amor y el movimiento.

La Sinfónica, tradicional intérprete de esta emblemática obra, cumplió con seguridad, coordinación y brillo, bajo la batuta de Vicent, en esta pieza consistente en un “ostinato” a cargo del tambor militar (muy bien el solista Gerardo Salazar), que sirve de apoyo a dos temas en Do, de cierto sabor oriental, que se alternan sin ningún tipo de variación melódica o armónica (excepto en su intenso y atractivo final) y sujetos a continuos cambios de orquestación.y en el marco de un crescendo provocado por el paulatino incremento de la densidad tímbrica.

A continuación, en la magnifica interpretación de la famosa “Rhapsody in blue”, una especie de poema músical para piano y orquesta, del famoso compositor estadounidense George Gershwin (1898-1937), se contó con la labor de solista del concertista español Ricardo Descalzo, con una actuación de elevado nivel, tanto de sensibilidad como de técnica, que lo convirtieron en la figura máxima del concierto.

La obra de Gershwin, también vastamente conocido por el poema tonal “Un Americano en París” y la ópera “Porgy and Bess”, nos muestra una pieza musical compuesta de diferentes partes temáticas, unidas entre sí de manera libre y sin relación entre ellas. La “Rhapsody in blue” es una composición en que las técnicas semi improvisadas, típicas del jazz, se mezclan con las técnicas de composición más formales.

La obra, desde siempre considerada como una maravilla, y la más famosa composición de Gershwin, ayudó defintivamente en su tiempo, a que se considerara al jazz como una música seria, digna de oirse en las más selectas salas de concierto.

La presentación concluyó con el “Poema sinfónico del fuego Prometeo”, del compositor moderno ruso Alexander Scriabin (1872-1915), una compleja composición de correspondencias entre colores, estados espirituales y sonidos, muy bien destacada por la orquesta, a la cual acompañó la Camerata Vocal de la Universidad de Chile, que dirige Juan Pablo Villarroel. Una vez más están presentes en la idea musical del

autor, el misticismo y el alcance del éxtasis como columna vertebral. Brilló la Sinfónica en pleno en la ejecución y estuvieron a gran altura como solistas, el pianista Luis Alberto Latorre y el cellista estadounidense de la Sinfónica, James J. Cooper III.

Final apoteósico y despedida del ciclo con dos “encores” de la orquesta. Previamente ofreció uno el maestro Descalzo, al término de su interpretación de Gershwin.