Pocas son las víctimas de agresiones sexuales que se atreven a contar o denunciar su experiencia, muchas veces el miedo, vergüenza o simplemente la falta de conciencia sobre los derechos como personas, llevan a que se mantenga el silencio.

En India durante los últimos 10 años las violaciones han aumentado en un 57.27 %, según cifras publicadas en enero de 2015 en el diario español ABC. Es por este hecho que se ha criticado al gobierno de ese país, donde políticos han defendido estos delitos llegando a argumentar que mujeres y niñas utilizan una “vestimenta indecente”.

La artista y activista Sapna Bhavnani, decidió contar su historia tras dos décadas, luego del estreno de “Nirbhaya”, una obra donde mujeres hindúes cuentan sus testimonios sobre los abusos de los cuales fueron víctimas.

Esto ha causado revuelo debido a la cultura de un país donde aun se lucha contra el machismo, ya que hombre en muchos casos es considerado superior a la mujer ya sea por “derechos” familiares o religiosos.

La declaración que realizó la también peluquera de actores de Bollywood fue compartida en internet y no sólo alcanzó los 85 mil likes en Facebook, sino que además logró emocionar a un país con el siguiente relato:


“Cuando tenía 14, yo solía hablar con chicos; manejar motocicletas, fumar cigarrillos y las personas a menudo me llamaban puta porque hacía esas cosas. Después de que mi padre muriera, me mudé a Chicago donde encontré a personas como yo, que podían ser ellas mismas, tatuarse, experimentar con su pelo y sentir la libertad.

Una Nochebuena salí a tomar algo sola a un bar, con un vestido corto y mi pintalabios rojo. Tenía 24 años y había bebido, cuando un grupo de chicos salió de detrás de unos contenedores, me apuntaron con una pistola y me forzaron a practicarles sexo oral, hasta acabar en una violación colectiva. Me recuerdo volviendo a casa queriendo olvidarlo todo y dejando este incidente en mi subconsciente para no dejar que me deprimiera. Sigo llevando vestidos cortos y el rojo más brillante en mis labios.

Después me casé con el amor del instituto, tuve que enfrentarme al maltrato y salí de aquel matrimonio pensando por qué tenía que pasarme eso a mi, una feminista convencida. Y pensé que hay cosas fuera de tu control. Vivimos en un mundo donde todos estamos estresados intentando salir adelante y tratando de ser escuchados, pero me gustaría decir que nadie quiere que le peguen, lo violen o tener que vender su cuerpo. He tardado 20 años en poder contarlo, pero para mi no es un signo de debilidad que una mujer se lo guarde y lo calle, sino una marca de fortaleza y algo que debemos respetar”.

Tras esto la mujer de 44 años, comentó que “las reacciones posteriores han sido una bendición, siento que dará fuerza a otras personas para hablar”.

Asimismo agregó que su madre se enteró de lo que le había sucedido, media hora antes que decidiera relatar el hecho en la obra Nirbhaya. “Cómo buena madre india me planteó que por qué quería que el mundo lo supiera. Estaba conmocionada. Pero eso fue lo que más fuerza me dio para seguir adelante”, declaró.

Finalmente señaló que tiene clara cual es su misión y que no odia a los hombres que la atacaron. “No quiero discutir sobre el odio, quiero que las personas que han vivido este trauma puedan seguir adelante. Si después de escuchar mi historia, solo te quedas con eso y no con el amor a los sobrevivientes, es que no he hecho mi trabajo bien. No le deseo la muerte a mis violadores, ni siquiera deseo que los castren… Alguien me dijo que antes de la tormenta viene la calma, pero para mí ha sido después”, añadió.

"When I was 14, I used to talk to boys; drive motor cycles, smoke cigarettes and people in Bandra would often call me a whore because of those things. I never understood the term back then, but sure if doing all those things made me a whore– I'd take it gladly. After my father’s death, I moved to Chicago where there were so many like me and it gave me the freedom to get inked, experiment with my hair and just be myself. One Christmas Eve in Chicago, I walked out of a bar alone late at night in a short dress and red lipstick. I was 24 and had been drinking, when from a dumpster a group of guys walked upto me and put a gun to my head asking me to give them blow jobs, eventually leading to gang rape. I remember walking home, showering and pushing this incident to the back of my mind for years and never letting it break my spirit – I still wear short dresses and the brightest red on my lips. In years to come, I got married to my high school sweetheart, faced domestic violence and walked out of the marriage wondering how this could happen to ME, a feminist? It’s because sometimes there are things that are beyond your control. We live in a world where everyone stresses the importance of voicing yourself or walking out of tough situations, but I just want to say this— no one wants to be beaten up, get raped or sell their bodies. It took me 20 years to voice my incident, but for me a woman keeping it all within her because she has no other choice isn’t a sign of weakness – it’s a mark of strength and something we need to start respecting.” #humansofbombay #strength #womenempowerment

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