Si bien es un tipo de cáncer infrecuente entre la población, el diagnóstico, por lo general, se realiza tardíamente, ya que los síntomas se confunden con otras enfermedades.

Anemia, fatiga, dolor abdominal, pérdida de peso y falta de energía, son algunos de los síntomas que caracterizan a la mielofibrosis y que al ser similares con otros cuadros clínicos, tienden a confundirse y hacer que el diagnóstico por un especialista en onco hematología sea tardío, arriesgando el pronóstico de estos pacientes.

En rigor, lamielofibrosis es un cáncer a la sangre poco conocido y se clasifica dentro de las “enfermedades raras” al no ser frecuente entre la población.

Esta enfermedad se produce en la médula ósea, es decir, en el tejido blando que se encuentra en las cavidades de los huesos y que produce la sangre en nuestro cuerpo.

Una médula ósea sana genera la cantidad exacta de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas para que el cuerpo funcione perfectamente. En una médula con mielofibrosissustancias llamadas citoquinas disminuyen la producción de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas generando anemia, susceptibilidad a las infecciones, aumento de hematomas, sangrado y un crecimiento anormal de órganos como el bazo y el hígado; además de una alta probabilidad de transformación a Leucemia Aguda.

El Dr. Gastón Figueroa Maureira, hemapatólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y quien fue uno de los expositores en el Foro Chileno de Onco-Hemapatología que se hizo en Santiago el pasado 28 de mayo, señaló que “el cuadro clínico característico en los pacientes con mielofibrosis son anemia, plaquetas bajas, glóbulos blancos bajos sumados a un crecimiento patológico del bazo y el hígado”.

“Las opciones terapéuticas para este grupo de pacientes son muy pocas y el tratamiento está enfocado a mejorar los síntomas, transfusiones para los que lo necesitaran y en un grupo muy pequeño de pacientes existía la posibilidad de ofrecerles un trasplante de médula ósea como una forma curativa pero era una opción muy poco aplicable a la mayoría de ellos”, indicó.

La mielofibrosis es diagnosticada habitualmente en personas entre los 50 y los 80 años de edad. Además, al ser una enfermedad progresiva y no ser tratada adecuadamente, puede llegar a complicaciones más serias tales como la leucemia y eventualmente la muerte.

El especialista del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, aclara que el avance del conocimiento de esta patología permitió identificar el fármaco Ruxolitimib que está disponible sólo hace un par de años en Chile y el mundo: “esta droga logra reducir el tamaño del bazo, controlar la enfermedad, mejorar la calidad de vida y prolonga la sobrevida global de los pacientes”, precisa Figueroa y pone énfasis en que un diagnóstico temprano es la clave para un eficaz tratamiento de la mielofibrosis.

“En general, la mielofibrosis es una enfermedad que puede tener un curso hasta asintomático previo, sólo pueden tener alteraciones de laboratorio y, por lo tanto, el mensaje es que toda alteración de laboratorio que sugiera un compromiso del sistema hematológico aunque parezca discreto inicialmente, debería insistirse en el estudio completo, no solamente para la mielofibrosis sino también para otras patologías. El pronóstico del paciente se basa en que hagamos un diagnóstico lo más rápido posible, nominimizar los hallazgos de laboratorio porque toda alteración hematológica debe ser finalmente derivado al hematólogo para la evaluación completa”, recalcó el Dr. Gastón Figueroa.

La mielofibrosis no se puede prevenir y no está asociada al estilo de vida, alimentación y tampoco suele haber antecedentes en la familia. Es una enfermedad que se manifiesta a medida que la población envejece pero que aún no hay registros ni datos precisos de prevalencia. Las pocas investigaciones que hay, se habla que esta enfermedad afecta entre 0,5 y 1,5 por cada 100.000 personas en el mundo. No obstante, la mielofibrosis en América Latina podría ser más frecuente de lo estimado, ya que muchos casos no se reportan o los pacientes no reciben un diagnóstico acertado.