Los talibanes afganos anunciaron este miércoles el lanzamiento de su tradicional ofensiva de primavera, que podría ser la más sangrienta en una década tras quedarse solas las fuerzas afganas por la salida del país de la mayor parte de las fuerzas de la OTAN.

Los talibanes del mulá Omar lanzan cada año por esta época una ofensiva contra las fuerzas extranjeras que los expulsaron del poder a finales de 2001 y contra sus aliados afganos.

Este año, las fuerzas afganas se encuentran por primera vez solas en la “línea de frente”, en medio de un periodo de inestabilidad por el fin de la misión de la OTAN en el país (ISAF), que terminó con sus operaciones el pasado diciembre.

La Alianza Atlántica mantiene, no obstante, una fuerza residual de 12.500 soldados -9.800 de ellos estadounidenses- para formar a las fuerzas afganas.

La nueva ofensiva talibán, bautizada como “Azm” (determinación, en español) comenzará el viernes al alba, según un comunicado difundido el miércoles.

“Los principales blancos de esta operación bautizada ‘Azm’ serán los ocupantes extranjeros, en particular sus bases militares permanentes, sus centros de inteligencia y diplomáticos”, subrayaron los insurgentes.

Estados Unidos debía retirar este año a la mitad de sus 9.800 soldados, pero el presidente Barack Obama decidió mantenerlos, lo que puso en pie de guerra a los rebeldes.

La ofensiva estará también dirigida contra los responsables del poder en Kabul, así como los servicios de inteligencia, el ejército y la policía del país, advirtieron los insurgentes afirmando, sin embargo, que querían preservar “la vida y los bienes civiles”.

Aumento de víctimas civiles

Según la ONU, el conflicto afgano ha seguido dejando más y más víctimas civiles en 2014, con cerca de 3.700 muertos y casi 7.000 heridos, un alza del 22% con respecto a 2013, debido a la intensificación de los combates terrestres.

Y los tres primeros meses de 2015 (de enero a marzo) han dejado un 8% más de víctimas civiles respecto al mismo periodo del año anterior, según datos publicados la semana pasada por la ONU, lo que hace temer un balance récord para los civiles en 2015.

Los talibanes, que intentan sumar a su causa a la población afgana, afirmaron el miércoles que habría sanciones contra aquellos de sus combatientes que hicieran daño a la población civil.

Tras un ataque suicida el pasado sábado en el que murieron 30 personas al sureste del país, el presidente afgano, Ashraf Ghani, quien trata de convencer a los talibanes para que se unan al proceso de paz y mantener la atención de la comunidad internacional sobre su país, había señalado como responsable al grupo Estado Islámico (EI).

Pero los analistas son escépticos sobre la posibilidad de una presencia estructurada del EI en Afganistán y, sobre todo, sobre su rol en ese ataque.

Tras el anuncio de la nueva ofensiva talibán, el Alto Consejo Afgano para la Paz, creado por Kabul, invitó a los insurgente a abandonar las armas y volver al diálogo. “La población está a favor de la paz”, indicó en un comunicado.