En 2011 Shelby Swink, una chica norteamericana de Memphis, conoció al hombre con el que esperaba pasar el resto de sus días. A los pocos meses iniciaron una relación y las cosas no podían ir mejor. En marzo de este año él le pidió matrimonio y ella sin pensarlo mucho aceptó.

Swink estaba feliz y planeó una boda de ensueño para el mes de noviembre. “Vertí mi corazón y alma en los planes de la boda, porque yo quería que el día que celebramos nuestro amor y compromiso con el otro fuera absolutamente increíble”, explicó la joven de 23 años al diario británico Daily Mail.

Sin embargo, una semana antes de su “gran día” su futuro esposo decidió cancelar todos los preparativos y poner fin a su relación. “Me dijo, ‘no estoy enamorado de ti y no me quiero casar contigo. No quiero pasar el resto de mi vida contigo “, recordó.

De esta forma, sus sueños crear una familia con ese hombre desaparecieron. “Estaba en shock y no tenía idea que pensar o hacer. Estaba paralizada”, señaló. Los días siguientes fueron un sin fin de llamadas a los invitados y proveedores para cancelar los servicios contratados para la fiesta.

Ni sus amigos ni su familia sabían cómo ayudarla hasta que la fotógrafa Elizabeth Hoard le propuso la perfecta forma para cerrar ese ciclo. La profesional le sugirió hacer una sesión de fotos destrozando su vestido de novia, pero de forma divertida y colorida. La joven inmediatamente aceptó e invitó a sus damas de honor y padres a participar del particular evento.

“Al principio parecía una locura, pero después de pensarlo mucho, me di cuenta que era la opción perfecta para mí”, dijo y agregó que “Después de todo, era sólo un vestido”.

El grupo entero junto a la fotógrafa se reunieron en un parque cargados de pinturas, champagne y puros, donde comenzaron a manchar el traje con diferentes colores. “El primero de Noviembre se suponía que sería un día feliz y lleno de diversión, rodeado de amigos y familiares que me amo. Decidí que no iba a dejar que el error de mi ex-novio de dejarme, me quitara eso”, aseguró.

El vestido de Swink hoy es exhibido en una tienda local de novias Memphis. “Ni siquiera puedo describir lo liberador y catártico que esta experiencia fue para mí”, señaló la joven quien dice que decidió permanecer positiva a pesar de la triste experiencia.


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