El rey Felipe VI de España llamó este miércoles a “cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción” en su discurso de Nochebuena, apenas dos días después que un juez decidiera procesar a su hermana, la infanta Cristina, por fraude fiscal.

“La lucha contra la corrupción es un objetivo irrenunciable” para regenerar la vida pública, afirmó Felipe VI en su primer mensaje de Navidad desde que fuera proclamado rey en junio pasado.

El monarca, sentado junto a una ventana y al lado de dos fotos familiares, reconoció que ese tipo de comportamiento produce “indignación y desencanto” en la ciudadanía, pero “es cierto que los responsables de esas conductas irregulares están respondiendo de ellas; eso es una prueba del funcionamiento de nuestro Estado de Derecho”.

“Pocos temas como éste suscitan una opinión tan unánime. Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción”, afirmó el rey en su discurso, sin hacer mención directa a la situación de su hermana, dos días después de que el juez José Castro de los juzgados de Palma de Mallorca decidiera enviarla a juicio.

El magistrado dictó juicio oral “contra 17 personas, entre ellas la infanta Cristina, como cooperadora necesaria en dos delitos contra la Hacienda pública” por algo más de 300.000 euros cometidos por su marido, Iñaki Urdangarin, informó el lunes el Tribunal Superior de Justicia de Baleares.

“La honestidad de los servidores públicos es un pilar básico de nuestra convivencia en una España que todos queremos sana, limpia”, dijo el rey a un país, donde la corrupción es la segunda gran preocupación de los españoles justo por detrás del desempleo, una lacra a la que también se refirió el monarca.

“Los índices de desempleo son todavía inaceptables y frustran las expectativas de nuestros jóvenes”, aseguró Don Felipe, quien insistió en que la lucha contra el paro “debe continuar siendo nuestra gran prioridad” en un país con una tasa de desempleo del 23,67% en el tercer trimestre.

No obstante, tras seis años de crisis, el monarca, vestido con un traje gris oscuro, camisa blanca y corbata azul, quiso lanzar un mensaje de esperanza afirmando que “las principales magnitudes macroeconómicas están mejorando y hemos recuperado el crecimiento económico y la creación de empleo”.

El rey también se refirió específicamente a Cataluña, tras el voto simbólico sobre la independencia de esta región nororiental española del 9 de noviembre pasado y el auge del independentismo en la misma, para afirmar que “es evidente que todos nos necesitamos”.

Después de afirmar que Cataluña ha contribuido “a la estabilidad de España y a su progreso económico” tras el fin de la dictadura franquista en 1975, insistió en que “todos formamos parte de un tronco común del que somos complementarios los unos de los otros”.

“Nadie en la España de hoy es adversario de nadie”, insistió, asegurando que “los desencuentros no se resuelven con rupturas emocionales o sentimentales”.

“Hagamos todos un esfuerzo leal y sincero, y reencontrémonos en lo que nunca deberíamos perder: los afectos mutuos y los sentimientos que compartimos. Respetemos la Constitución que es la garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y libertad”, sentenció.

“Regenerar nuestra vida política, recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, garantizar nuestro Estado del Bienestar y preservar nuestra unidad desde la pluralidad son nuestros grandes retos”, aseguró el Rey, quien recordó que tras la abdicación de su padre, el rey Juan Carlos, comenzó “una nueva época en nuestra historia”.