A pesar de sus esfuerzos para reestructurarse, el número uno europeo del transporte aéreo, el alemán Lufthansa, sufre a causa de la incertidumbre mundial y la ruda competencia en el sector, que lo condujeron a rebajar sus ambiciones para 2015.
“Es un período intenso para el sector aéreo” declaró en rueda de prensa Carsten Spohr, CEO de Lufthansa que asumió el timón del grupo en mayo pasado.
“La desaceleración económica y el continuo declive de nuestro rendimiento por pasajero, junto a una competición muy dura, afectarán a nuestros resultados operacionales el año que viene” advirtió.
Lufthansa bajó por ello por segunda vez en lo que va de año su previsión de beneficio operacional para 2015. El grupo, que esperaba una cifra de 2.000 millones de euros el año que viene, se limitó a indicar este jueves que espera un resultado “significativamente superior” al de 2014.
Para este año espera obtener un beneficio operacional en torno a 1.000 millones de euros, a pesar de una serie de huelgas que le costaron en total unos 170 millones de euros.
Otro movimiento social “de aquí a finales de año” tendría “consecuencias en nuestras previsiones” advirtió Simone Menne, la directora financiera.
Los objetivos del grupo “están ahora más de acuerdo con las expectativas del mercado” destaca Dirk Schlamp, analista para el banco alemán DZ Bank.
Lufthansa sufre como el resto de competidores de gran calado la subida imparable de operadores como EasyJet o Ryanair, empresas que funcionan con costos muy bajos, y también de las compañías del Golfo. La reglamentación también se ha endurecido, y desde 2010 Lufthansa se ha lanzado a un vasto programa de ahorros, bautizado Score, para mejorar su rentabilidad.
Aunque en volumen de reservaciones la empresa opera con buenas cifras, la erosión de los precios en ciertas regiones de América del Norte y Asia es constante, confesó Menne.
A pesar de todo, Lufthansa consiguió en el último trimestre un beneficio neto de 561 millones de euros, un alza del 24,55 interanual.