Darren Chick es un ciudadano británico que por largo tiempo ha mantenido una vida en el sur de California (EE.UU.). Junto a él, vivía un particular loro que era capaz de repetir y hablar perfectamente inglés, sin que se contaminara con el acento norteamericano.

De un día a otro, el loro gris africano emprendió vuelo y no regresó. Eso hasta la semana pasado, donde tras cuatro años volvió donde su dueño original pero hablando no el inglés aprendido, sino un correcto español.

Soy de Panamá, ¿qué ha pasado?“, afirmó el ave tras encontrarse con Chick, repitiendo una y otra vez la frase.

Según relata el diario español ABC, la primera persona en dar con el ave en las semanas previas a su regreso, fue Julissa Sperling, dueña de un centro estético canino de Torrance, en Los Ángeles.

Estando un día de camino por la ciudad, observó al loro en un patio trasero de un edificio. “Escuché a alguien silbando y diciendo: ‘¿Hola? ¿Hola?’. Hablaba y cantaba sin parar, y ladraba como los perros”, detalló Sperling, quien prefirió entregárselo a una veterinaria que había perdido un loro similar.

Teresa Micco, la especialista que recibiól loro parlanchín, creyó en un instante que era su ave, sin embrgo tras analizarlo bien, notó que no era el que buscaba, por lo que emprendió la tarea de dar con su verdadero dueño.

Notando que el ave contaba con un microchip, acudió a ver la lectura de éste, dando con la tienda donde se había vendido en la misma ciudad de Torrence.

En el local contaban con el registro, por lo que fue cosa de tiempo para volver a entregárselo a Darren Chick.

“Ha sido un momento muy raro, yo sabía que era él desde el momento en que lo vi”, dijo Chick, quien a indicado que a pesar de su cambio de idioma, Nigel -como se llama el ave- se ha estado adaptando bien.

Los loros grises africanos, que viven entre 18 a 30 años, poseen la particular característica de imitar la voz humana. Generalmente son vulnerables a estar fuera de la jaula, donde no sobreviven bien. De ahí que el caso sea tan increíble.