Estudios recientes han venido a confirmar que un bebé puede parecerse a la ex pareja de su madre, sin que haya sido engendrado por esa persona. Es decir, sin alguna infidelidad de por medio.

Este fenómeno, conocido como telegonía, supone que “los hijos pueden parecerse a la pareja anterior de la madre en lugar de su progenitor“, tal como aseguraba el biólogo alemán August Weismann, que en el siglo XIX hizo cruzar una cebra cuaga con una yegua árabe.

Los críos vinieron a ser un híbrido entre la yegua y la cebra, sin embargo tras un segundo cruce entre la misma yegua y otro caballo pura sangre, se observó que los hijos tenían las rayas de la cuaga, lo que generó la hipótesis que la primera pareja puede definir “el carácter de la descendencia” de la hembra.

Hasta entonces esta hipótesis no había sido confirmada, pero una nueva investigación ratificó que es posible. Para ello, según informa el diario español ABC, un equipo de científicos australianos cruzó a un grupo de moscas inmaduras con machos grandes y pequeños. Pasado un tiempo y tras ser otra vez fértiles, fueron nuevamente cruzadas, notándose que “a pesar de que el segundo macho engendró la descendencia, el tamaño de la progenie lo determinaba el de la anterior pareja sexual de la madre“.

El trabajo, publicado en la revista Ecology Letters, estima que “se puede transmitir algunos rasgos adquiridos a la descendencia de parejas posteriores de una hembra”, ratificando este fenómeno de telegonía.

A ello se suma otro estudio publicado por la revista Gene y liderado por Yongsheng Liu, del instituto Henan de Ciencia y Tecnología de Xiangsiang en China. Éste afirma que “la primera impregnación tendría más probabilidades de influir en la hembra que las posteriores, en parte porque es más joven, y en parte porque las impregnaciones posteriores tendrían que compartir su influencia con las anteriores”.

Liu lo explica así: “Podemos imaginar que durante el coito millones de espermatozoides que contienen ADN se depositan en el cuerpo de la hembra y los que no se utiliza en la fertilización son absorbidos por el mismo. Si este ADN extraño se llega a incorporar en las células somáticas y los óvulos inmaduros, la descendencia podría mostrar esta influencia en su constitución genética, y de ese modo proporcionar otra base para telegonía“.

Como su calificativo lo dice, este fenómeno no es muy frecuente, sin embargo de haber tal impregnación en los óvulos inmaduros, podría darse el caso de que los hijos tengan un parecido mayor a la primera pareja.