Duke es un perro labrador negro que fue adoptado hace 3 años por la familia Roberts en Estados Unidos. Cuando lo recibieron, sabían que el animal sufría de un cáncer terminal contra el que lucharon intensamente, al punto de requerir la amputación de una de sus patas.
Sin embargo cuando la calidad de vida del can se deterioró tanto que era evidente su sufrimiento, sus dueños decidieron que había llegado el triste momento de ponerlo a dormir con una inyección. Eso sí, no sin antes darle un día de felicidad en el cual se despidiera de todos quienes habían sido especiales para él.
Así nació un breve testimonio en imágenes, capturado por la fotógrafa y amiga de la familia, Robyn Arouty, quien documentó los últimos momentos de Duke previos a su eutanasia.
“Por supuesto no podíamos darnos cuenta en ese momento, pero la historia de Duke creó este bello espacio para que la gente compartiera las historias sobre sus mascotas que ya partieron. Fotografiar y documentar a Duke aquel día le entregó a estas personas una forma de lidiar con el dolor de perder a sus mascotas, o de amar aún más a las que aún tienen”, afirmó Arouty al Huffington Post.
A continuación, el relato fotográfico de la última jornada de Duke.
“Hoy he muerto”, por Duke Robertson
Hoy tuvimos una fiesta. Y comimos muchas hamburguesas.
Y nos reímos.
Y pensé en lo mucho que voy a extrañar esto.
Contamos chistes.
Nos pusimos serios.
Mis amigos de la puerta vecina vinieron a verme. Son gemelos. Cuando alguien les ofreció una de mis hamburguesas, uno de ellos respondió: “No gracias, no quiero sacarle nada a Duke”.
Kristen vino a verme. Ella es un amor. Es mi cuidadora. Y mi amiga.
Mientras esperábamos a que llegara la veterinaria, Kristen dijo que fuéramos a dar un paseo. Entonces alguien dijo: “¿Qué tal un rato de diversión en los juegos de agua al final de la calle?” ¡Así que para allá fuimos!
“Sabes que te voy a extrañar, ¿verdad?”
“Y tú también, ¿verdad?”
“Quiero que cuides de mi familia”
“¿Me escuchaste? Es todo lo que pido”
Hoy nos mojamos.
Hoy sonreímos.
Nos sentimos agradecidos.
Hoy rompimos las reglas.
Escuché a los niños jugar a la distancia y pensé en mis dos bebés en casa. Me encantaba protegerlos.
Hoy me relajé.
No sentí dolor, pese a que el tumor había crecido tanto.
Hoy sentí el amor.
Le dije adiós a mi bella amiga Kira. Ella me vio acompañar a todos antes de que el doctor dijera que era la hora. Estaba emocionado, saltando y feliz.
Bueno, en realidad no dije adiós. Sólo dije hasta que nos veamos otra vez.
Dios, qué afortunado fui. Tuvimos poco tiempo pero ustedes me dieron una segunda oportunidad, que disfrutamos todos juntos. A ustedes les encantaba que yo los observara. Nunca dejaré de hacerlo.
Por siempre… Duke.