Pasada las horas del terremoto 8.2 grados que sacudió al norte de Chile y provocó una alarma de tsunami en las costas nacionales, los expertos comenzaron a sacar conclusiones de las lecturas arrojadas por sus instrumentos, ubicados en la zona.

El primero de ellos fue el Centro Sismológico Nacional (CSN) de la Universidad de Chile, entidad oficial desde la cual comentaron que el evento pudo haber liberado parte de la energía del gran terremoto que se esperaba para el sector, que registra una laguna sísmica por más de 137 años.

El director del CSN, Sergio Barrientos, comentó que tras el terremoto del martes, la zona de rompimiento que se esperaba fuera de 600 kilómetros -el que generaría un sismo de 9 grados-, se dividió en tres [ver mapa], razón por la que disminuyeron las posibilidades de un mega evento.

Con esto, la zona intermedia de unos 200 kilómetros, ubicado entre Pisagua y Punta Patache, generó un desplazamiento de placas del orden de 6 a 7 metros, con la subducción de la placa de Nazca en la Sudamericana.

Así entonces queda por romperse las zonas entre Ilo (sur de Perú) y Pisagua, al norte, y Punta Patache y la península de Mejillones al sur, cada una de las cuales posee una longitud aproximada de 200 kilómetros.

Barrientos explicó que ante ese escenario, el norte de Chile podría esperar terremotos, pero menores a los que se esperaban.

“El escenario más probable es que estas dos zonas se activen en forma independiente, más que (ocurra) un solo terremoto grande (…). Si estas zonas se activasen, uno esperaría terremotos de magnitud un poco menor, del orden de 8.1 en cada caso, no de magnitudes de 9.5″, dijo el directivo a Emol.

La idea del director del CSN es compartida por el geólogo e investigador del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Concepción, Jorge Quezada, quien comentó que con lo ocurrido “se disminuye la probabilidad de ocurrencia de un terremoto de mayor intensidad en esta zona, ya que este evento equivale a una ruptura de unos 130 kilómetros de longitud, con un desplazamiento de cinco metros de las placas”.

“La ocurrencia de este terremoto en la zona central de la ruptura queda delimitada a la zona que falta por romperse en varios segmentos más pequeños; por lo tanto, es más probable que ocurran otros sismos similares a este, pero no un terremoto grande como en el 27F. Esa probabilidad quedó bastante disminuida después del evento de anoche”, afirmó.

Sin embargo y en contraste a lo dicho por los especialistas nacionales, el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) aseguró que lo vivido en el norte no fue el megaterremoto que esperaban.

En conversación con la agencia AP, el sismólogo de la USGS, Mike Simons, persistió en la idea de que aún se espera un gran evento telúrico en el sector, el que se produciría “mañana” o “en 50 años”.

La clave es que este de magnitud 8.2 no es el gran terremoto que estábamos esperando en esta área“, puesto que la región señalada no revive aún el de 1877, que tuvo una magnitud de 8.8 a 9 grados.

“Solamente una vez ocurrido este sismo, uno puede hablar de que los otros sismos fueron precursores, antes no”, aseveró.