Hace 100 años, habría sido un escenario impensable. Sin embargo la dura realidad para las iglesias católica y evangélica en Alemania es que la falta de creyentes ha llegado a un punto tan crítico, que actualmente cientos de templos están siendo vendidos con fines inmobiliarios.
La cifras son inequívocas: Según estadísticas gubernamentales, hoy hay un 10% menos de alemanes que se declaran católicos en comparación a la década del 90, mientras que en el caso de los evangélicos, la deserción se eleva al 17%.
Si vamos al detalle, el último informe de la Conferencia Episcopal revela que 126.488 alemanes abandonaron la Iglesia Católica durante 2011, obligando a cerrar más de 400 templos. “En los próximos 10 años se calcula que unas 700 iglesias dejaran de ser utilizadas para celebrar la liturgia“, indicó su portavoz, Mathhias Kopp.
Los números son similares para la iglesia evangélica. “Entre 120.000 y 150.000 personas abandonan la Iglesia cada año“, confidenció el portavoz de la entidad, pastor Reinhardt Maiwack al diario español El País. Esto llevó a que entre 1990 y 2010 un total de 340 templos fueran clausurados, de los cuales 46 fueron demolidos. Peor aún, es posible que otros 1000 templos deban cerrar dentro de las próximas dos décadas.
La situación llegó a tal punto que la Iglesia Evangélica alemana creó una página especializada para vender sus propiedades. Al momento de escribir esta nota, el sitio enlista 165 edificios, 141 terrenos y 37 locales puestos a la venta.
Por su parte, el Arzobispado de Berlín publica periódicamente en su sitio web bajo el rubro “Inmobilien” la venta de iglesias. Un ejemplo es la capilla de la localidad de Loitz que se transa por 20.000 euros (12 millones de pesos chilenos), e incluye un terreno de 1.057 metros cuadrados y una iglesia construida en el siglo pasado.
¿Hoteles de Lujo, Supermercados o Mezquitas?
La suerte de estos lugares que alguna vez fueron sitios de devoción también ha levantado una fuerte polémica en Europa. Por una parte, las comunidades religiosas se han visto horrorizadas de que las iglesias acaben siendo reacondicionadas o demolidas para dar paso a restaurantes, pistas de baile, gimnasios, oficina o incluso hoteles.
Esto es lo que sucedió con la iglesia evangélica de Stephanuskirche en el acomodado barrio Eimsbüttel de Hamburgo, o con el monasterio Geistingen de Colonia, que actualmente es un condominio de lujo.
Sin embargo existe una posibilidad aún más controversial, porque pone de manifiesto el auge de algunas religiones sobre otras: que los otrora templos cristianos pasen a convertirse en mezquitas musulmanas.
Es el caso de la iglesia evangélica Kapernaum de Hamburgo, que tras venderse en 2002 para un proyecto educativo que no prosperó, fue traspasada en 2012 a la comunidad turca Al-Naour, que trabaja para convertirla en un templo dedicado al Islam.
“Lo que fue una casa de Dios, seguirá siendo una casa de Dios. La casa estará abierta a todos los que deseen visitarla“, fue la aseveración del líder de la comunidad, Daniel Abdin, añadiendo que se mantendrá la fachada y que la icónica torre del templo no se convertirá en un minarete.
Pero sus expresiones de buena voluntad no fueron acogidas por una población resentida por el crecimiento de la fe islámica en Europa. Hace una semana, un grupo de 300 neonazis que protestaban contra la conversión del templo se enfrentaron a grupos anti-nazis, evitándose un baño de sangre sólo por la intervención de la policía.
En tanto, las iglesias católicas y evangélicas añadieron a sus contratos de venta cláusulas que impiden enajenar un inmueble religioso para ser convertido en mezquita.
Los ánimos no pudieron ser mejor interpretados por el pastor evangélico Ulrich Rüss, al señalar que cambiar “un crucifijo por una medialuna” era contraproducente, además de desnudar las consecuencias de la secularización y los deseos de la religión musulmana de seguir expandiéndose en occidente.