Como toda pareja, Jarrad y Sheree Mitchell esperaban que en su boda todo resultara perfecto, pero lamentablemente no fue así. El fotógrafo que habían contratado para documentar todos los momentos importantes de aquel día, no capturó el tradicional beso de los recién casados.

Sorpresa causó en esta pareja australiana que al volver de su luna de miel, ansiosos de ver el álbum de fotos mandado por un estudio profesional, sólo encontraron algunas imágenes de los momentos previos a su primer beso como matrimonio. Hecho por el cual decidieron demandar al infortunado fotógrafo George Ferris.

Pero no sólo llegaron ante la justicia por la inexistente fotografía de la importante escena nupcial, sino que también señalaron que las imágenes eran borrosas, con sombras y que nunca le entregaron la caja y unas impresiones en madera que el servicio prometía.

El matrimonio exigió una importante suma de dinero (6.400 dólares australianos) para rehacer la boda y poder capturar nuevamente sus recuerdos. Sin embargo, el profesional se defendió reclamando $5.700 como compensación por los daños y gastos ocasionados, argumentando que el beso fue demasiado efímero y que la decoración del lugar causó problemas en las imágenes.

Según consignó The Age, la justicia determinó que Ferris no era culpable por la complejidad de fotografiar el breve momento; no obstante, ordenó pagar $710 al estudio por no proveer el servicio que prometían, mientras que sentenció a los Mitchel a pagar $60 por una comida acordada con el profesional.