Aunque han pasado casi dos años del terremoto, todavía existen dramas de familias que aún no pueden volver a vivir en sus hogares debido a la falta de voluntad para resolver los problemas, a lo que se suma la misma incomprensión de los vecinos.

Es el caso de Carlos Martínez, inspector de un establecimiento educativo, cuyo departamento en la población Pedro Lagos quedó inhabitable tras el violento movimiento telúrico del 27 de febrero.

Durante estos años, con sus propios recursos, ha debido financiar los estudios técnicos y las labores de reparación del bloque de departamentos.

Sin embargo, todo se ha entrampado, según Martínez, debido a la burocracia municipal que retrasa las posibilidades de reparar pronto el lugar.

Sin embargo, lo que más le duele a Martínez es la incomprensión de los vecinos que se quejan por los escombros en el lugar, debido a las faenas de reparación.

Carlos Martínez vive en una pequeña habitación con su esposa de allegado en la población Domingo Contreras Gómez. Debido al problema en su departamento, la pareja ha sufrido diversas enfermedades, mientras siguen esperando un poco de buena voluntad para volver a habitar su hogar.