Cuba estudia las bases legales y funcionales para la creación de zonas especiales de desarrollo -enclaves industriales y de servicios- con capital extranjero y alta tecnología, informaron este sábado las autoridades.

“Se estudian las bases sobre las cuales se crearán las Zonas Especiales de Desarrollo, con el propósito de no solo atraer capital extranjero sino alta tecnología y mercados para promover las exportaciones”, dijo el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, citado por el semanario Opciones.

Esas inversiones beneficiarán “el desarrollo local y la generación de ingresos en divisas y fuentes de empleo”, añadió.

Como parte de las tímidas reformas de los años 90, para enfrentar la fuerte crisis económica que provocó la caída del bloque soviético, Cuba creó zonas francas para almacenaje de mercancías y producciones de artículos ligeros con capital extranjero.

Sin embargo, esas zonas no dieron el resultado esperado y fueron extinguidas paulatinamente.

“No se trata de retomar las extintas Zonas Francas, sino de potenciar enclaves especiales de acuerdo con los intereses económicos de desarrollo del país”, dijo Malmierca.

Yanet Vázquez Valdés y Belsis Llorente, especialistas de comercio exterior citadas por el mismo semanario, dijeron que “estos proyectos pueden contribuir al fomento de las exportaciones y deben contar con un marco legal propicio para su explotación y funcionamiento eficientes”.

Ello “implica una base institucional que favorezca la rapidez, la simplificación y el bajo costo de los trámites administrativos y aduaneros, en general”, agregaron.

La primera zona de desarrollo en construcción se encuentra en el puerto del Mariel, 50 km al oeste de La Habana, que con un área de 400 km cuadrados se construye con financiamiento de Brasil.

“Esta obra tiene una importancia económica extraordinaria no sólo para el desarrollo presente del país, sino también para el futuro”, dijo el presidente Raúl Castro, al recorrer las obras en septiembre pasado.

Brasil aportó unos 300 millones de dólares -de los 600 previstos- para la construcción de un muelle de 700 metros, de una carretera y una vía férrea entre Mariel y La Habana, el dragado del puerto, construcción de diques, almacenes y otras obras, que ejecuta una asociación formada por el grupo brasileño Odebrecht y una constructora cubana.