Apenas se supo de su muerte, los lugares característicos de la monarquía británica se llenaron de flores a modo de tributo y demostración de cariño en la previa al funeral de la reina Isabel II.
La acumulación fue tal que, por ejemplo el césped en Windsor, el castillo favorito de la monarca y el lugar donde fue sepultada; fue cubierto en vastas secciones con una alfombra de flores.
Ahora el Crown Estate, la poderosa corporación que maneja £15.600 millones (US$17.578 millones) de un portafolio que contiene terrenos, palacios, zonas del lecho marino británico y una larga lista de propiedades del monarca reinante, anunció qué se hará con las flores.
Según consignó la BBC, el Castillo de Windsor cerró al público hasta el 29 de septiembre y a contar de ayer miércoles las flores comenzaron a ser recogidas para ser compostadas en centros locales.
La idea es ocuparla en los mismos terrenos de Windsor como abono y para nutrir el suelo.
Los parques de Londres también vieron una invasión de flores antes del funeral de la reina.
Eso sí, allí las flores seguirán disponibles al público durante esta semana.
Esas flores también serán compostadas, proceso que empezará entre una semana a una quincena después del servicio del 19 de septiembre.
Eso sí se dejó en claro que todas las cartas y mensajes serán guardados y archivados.
