Cuatro mujeres claves de la Independencia de Chile que probablemente no conoces

Créditos: Museo Histórico Nacional

Martes 18 septiembre de 2018 | Publicado a las 15:35 · Actualizado a las 07:48

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Cuando se piensa en la historia de la Independencia de Chile, los primeros nombres que aparecen en la mente de muchos son los de Bernardo O’Higgins, José Miguel Carrera, José de San Martín y Manuel Rodríguez.

Si se piensa en las mujeres, la primera imagen es la de Javiera Carrera, sumado a la frase de que bailaba la resbalosa y su patria libre quería. Sin embargo, muchas mujeres defendieron la causa patriota con entereza, y varias de ellas no aparecen en los libros de historia de los colegios.

Es por esto que en estas celebraciones, les dejamos cuatro figuras femeninas relevantes para el proceso independentista.

Luisa Recabarren de Marín

Nació en La Serena, y gozaba de una buena educación y fortuna. En 1796, Luisa se casó con un abogado reconocido de Santiago. De la unión nacieron seis hijos, entre ellos Mercedes Marín del Sola, considerada como la primera poeta, y precursoras de la literatura femenina en Chile.

Recabarren, por su gran preparación intelectual, tuvo la oportunidad de estar presente en las conversaciones independentistas que se daban en los círculos sociales de mayor elite.

En su hogar también fue anfitriona de reuniones en las que se juntaban conocidos libertadores, entre ellos Juan Mackenna y Camilo Henríquez (fundador de La Aurora de Chile).

Según relatos históricos, muchas veces sus consejos fueron escuchados por los patriotas e incluso, por su participación en el movimiento, se vio obligada a huir a Argentina con su marido.

Cuando se interceptó una misiva en la que su nombre aparecía, se ordenó su detención y posterior encarcelamiento en el Monasterio de las Agustinas donde, por su condición social, recibió un mejor trato y fue liberada tras el triunfo patriota.

Paula Jaraquemada

Quizás unas de las mujeres chilenas más conocidas en la época de la Independencia, Paula se ganó un puesto en esta lista por su valentía y terquedad.

Cuenta la historia que ya en el último proceso del periodo independentista, Jara Quemada -de 50 años- recibió al ejército patriota en su hacienda en Paine luego de la derrota en Cancha Rayada.

Allí los rebeldes se alimentaron, se curaron y descansaron. Además, la anfitriona les proporcionó caballos y ordenó a sus inquilinos sumarse a la campaña.

Sin embargo, la hazaña más memorable de esta mujer fue cuando un oficial realista le ordenó que le diera las llaves de su bodega, petición a la que Paula se negó tajantemente, colocando su pecho ante la bayoneta y dando vuelta un bracero con su pie para demostrar que prefería morir y quemar su hogar, antes de acceder a la petición.

Intimidados, los soldados se retiraron.

Museo del Carmen
Museo del Carmen

Agueda Monasterio

El sueño de Agueda era ver a su patria libre, ideal que compartió con su cónyuge, Juan Lattapiat. Es por esto que, sin dudarlo, su casa se convirtió en asilo de los comisionados que enviaba José de San Martin.

Además, se transformó en una pieza clave de la red de espionaje para la causa patriota.

Por sus acciones, fue perseguida por el gobierno de Casimiro Marcó del Pont. Al ser capturada, ella y su hija Juana fueron procesadas y estuvieron a punto de morir.

Sabiendo el rol importante que cumplía Agueda, fue encarcelada en solitario y le prohibieron hablar con su familia, esperando poder romper su espíritu.

También fue interrogada en innumerables ocasiones y en una oportunidad incluso la amenazaron con cortar la mano de su hija frente a ella.

Su libertad llegó gracias al triunfo patriota en la batalla de Chacabuco, pero murió en 1817 por el mal estado de salud provocado por los constantes interrogatorios, pocos días después de salir de prisión y sin ver la victoria definitiva de los independentistas.

María Cornelia Olivares

Esta patriota nació y vivió en Chillán, y se destacó como una gran agitadora en la época de la Independencia. Por esto, O’Higgins la declaró como ciudadana benemérita de la patria en 1818.
Según cuenta la historia, se le escuchó decir que “hombres y mujeres deben tomar las armas contra los tiranos. La libertad a todos beneficia, todos deben amarla y defenderla”.

Por sus constantes incitaciones a sumarse a la causa patriota, recibió repetidas amenazas por parte de realistas respecto a que sería encarcelada. Finalmente, se le prohibió salir de su casa, orden que decidió ignorar para asistir nuevamente a la plaza a hablar a viva voz sobre la causa independentista.

Las consecuencias de esto para María Cornelia fue la humillación pública. Fue apresada y posteriormente le raparon su cabello y cejas, para ser exhibida en la Plaza de Chillán por varias horas, donde todos pudieran verla.

Durante este tiempo, varios solados se acercaron a insultarla y reírse de ella y, según dicen, ella respondió con esto: “La afrenta que se recibe por la patria, en vez de humillar, engrandece”.

Flickr (CC)
Flickr (CC)

Aquellas que la historia no consideró

Si bien la Independencia de Chile durante las batallas fue librada por los hombres, las mujeres también asumieron un rol importante.

Muchas sirvientas, chinganeras, lavanderas, cocineras, costureras, entre otras, asumieron la tarea de ser proveedoras de los hogares cuando sus maridos, padres o hermanos fueran apresados o asesinados.

También acompañaron a las tropas para atender a los enfermos, heridos y cocinar para los militares. Escondieron a rebeldes como Manuel Rodríguez y Miguel Neira, brindado información sobre los movimientos de las tropas realistas.

¿Quién sabe? Quizás la historia de Chile sería distinta sin estas figuras anónimas.

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