Ridiculizar las preguntas de quienes desconfían, es un error. Para responderlas se requiere empatía y claridad, uso de evidencia y entrega de datos que den cuenta de los beneficios que tiene para el desarrollo del ser humano el acceso a las vacunas.

Las vacunas salvan vidas. Esta frase no es un slogan ni está construida sin evidencia que lo sustente. De acuerdo con lo publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los últimos 50 años se han salvado más de 150 millones de vidas gracias a los esfuerzos mundiales por relevar esta fundamental contribución sanitaria.

Y en Chile se ha demostrado: por segundo año consecutivo, no se ha registrado ninguna muerte infantil por virus sincicial respiratorio. Un logro que es el resultado de una política pública sostenida a nivel de Estado, basada en evidencia científica, y en un país que cree en la prevención.

Vacunación: un pilar sanitario

Las vacunas –se podría decir– son víctimas de su propio éxito, ya que muchas personas no han sido testigos de enfermedades como la difteria o la poliomielitis debido a las altas tasas de vacunación, lo que hace que estas enfermedades parezcan invisibles.

También, se han implementado desde hace varios años vacunas para prevenir 3 bacterias que son potencialmente responsables de la Meningitis, logrando reducir significativamente la mortalidad y las hospitalizaciones por esta afección –en especial en la población infantil– alineado al objetivo de derrotar la meningitis para 2030 a nivel global. Aún queda camino por recorrer, a través de la ampliación de estas estrategias a otros grupos de la población como los adolescentes.

Enfrentar las fake news

Sin embargo, hoy enfrentamos una amenaza distinta y que atenta contra todos los avances logrados: la desinformación. Contenido falso, mensajes que apelan a lo emocional y teorías conspirativas pueden llegar a circular más rápido que cualquier patógeno. Algunos se difunden desde la propia desconfianza y otros, simplemente por desconocimiento.

¿Y los más dañinos? Por medio de la instalación de evidencia falsa. Lamentablemente, sus efectos son reales: dañan la confianza, siembran dudas en la población y lo más grave, ponen en riesgo el bienestar y la salud individual y colectiva.

Como respuesta ante este fenómeno, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) presentó 6 guías informativas concebidas para ayudar a educadores, profesionales de la salud, periodistas y creadores de contenido para redes sociales a enfrentar la instalación de fake news y promover la confianza en el uso de las vacunas.

Ridiculizar las preguntas de quienes desconfían, es un error. Para responderlas se requiere empatía y claridad, uso de evidencia y entrega de datos que den cuenta de los beneficios que tiene para el desarrollo del ser humano el acceso a las vacunas.

Muchas personas no son “anti-vacunas”, solo no han recibido la información adecuada.

La información falsa está concebida para ser viralizada y, lamentablemente, logra propagarse con mucha rapidez. No obstante, el impacto de la inmunización sigue ahí: la prolongación de millones de vidas, infancias mucho más saludables y una importante contribución al desarrollo cognitivo.

La inmunización es una política sanitaria universal que nos brinda protección a todos. Vacunarse va más allá de una mera acción individual, implica proteger también a los que nos rodean, extendiendo el bienestar y la seguridad a nuestras comunidades. Ante el constante bombardeo de información a la que accedemos a diario, volvamos a lo básico: verificar antes de compartir, y escuchar antes de juzgar.

Dra. Tamara Rosales
Especialista en Pediatría e Infectología Pediátrica
Gerente Médico de Vacunas para GSK Chile, Ecuador y Perú

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