Hace un par de semanas, una niña de 12 años aseguró haber asesinado a su abuela con un martillo en el sector de Boca Sur en San Pedro de la Paz. En medio de la noche y tras llamar a Carabineros -que no creyeron su confesión-, la menor de edad salió a la calle para dar aviso a sus vecinos de lo que había ocurrido.

A ellos les aseguró que estaba dormida cuando una voz le dijo “mata a tu abuela o si no ella te va a matar a ti”, fue entonces que se levantó, tomó un martillo y,según su relato, le dio siete golpes en la cabeza a la mujer.

Aunque esta niña presenta un claro trastorno psiquiátrico, a través de la historia no han sido pocos los menores que han cometido horrendos crímenes como este. De hecho, de acuerdo a un grupo de psicólogos del University College London (Reino Unido), uno de cada cien niños son psicópatas y sus padres poco pueden hacer para controlar su comportamiento.

Según los especialistas, estos menores de edad se caracterizan por mentir, manipular y cometer actos de crueldad sin remordimiento alguno. Conducta que antes se atribuía a la mala crianza. Sin embargo, los expertos ahora señalan que dos estudios recientes mostraron que tales rasgos son, en gran parte, genéticos, consignó Daily Mail.

MARY BELL, convicted child murderer, pictured at the age of sixteen.
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Uno de los casos más connotados de este tipo de psicópatas fue el de Mary Bell, una niña británica de 11 años con rostro angelical, que fue condenada en 1968 por el asesinato de dos niños, a quienes estranguló y luego marcó con sus iniciales.

La historia de Bell se convirtió en una de las impactantes en Inglaterra y sirvió como ejemplo para tratar legalmente y psicológicamente otros casos similares.

Sus terribles primeros años

Como todo asesino, la vida de Mary nunca fue fácil. Betty, su madre, tenía sólo 16 años cuando dio a luz y era una trabajadora sexual que no quería ser madre. La adolescente nunca quiso a la niña, de hecho cuando nació la bebé le dijo a los médicos: “Saquen a esa cosa de mi lado”.

La niña nunca supo quién era su padre biológico, a pesar que con el tiempo consideró al marido de su madre como una figura paterna, o al menos algo así.

Betty detestaba tanto a Mary, que nunca cuidó de ella. Comenzó a maltratarla desde sus primeros días e incluso intentó asesinarla en varias ocasiones haciéndolos pasar por accidentes. Según consigna Daily Mail, en entrevistas posteriores la mujer admitió que la niña tuvo que ver su sórdido estilo de vida que incluía el consumo de drogas y alcohol, como mínimo.

Cuando Mary fue creciendo, Betty decidió hacerla parte de su negocio sexual por lo que a los cuatro años la hacía observar y luego participar en pervertidos actos con sus clientes e incluso con otros niños. Fue cuestión de tiempo para que la mujer vendiera la virginidad de su hija de ocho años y luego la ofreciera a su clientela. Mary comenzó a ser abusada, incluso por su propia madre.

Impotente ante la situación, Mary que cada día crecía más y más, y siempre estaba sin supervisión, se desquitaba torturando animales que encontraba en la calle.

Las víctimas mortales de Mary Bell
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Los crímenes

Un día antes que Mary cumpliera 11 años, una horrible muerte azotó a Newcastle. Un niño de cuatro años llamado Martin Brown fue encontrado sin vida en una casa abandonada cerca de un parque infantil.

El pequeño era hijo de los vecinos de Mary, quienes creyeron que la muerte de Martin se debía a un trágico accidente. Así también lo reportaron los medios de comunicación de la época, quienes hablaban de una desafortunada caída en el lugar. La verdad, sin embargo, saldría a luz en la autopsia donde se determinó que el niño fue asfixiado y luego golpeado con algo contundente en la cabeza.

A los pocos días de la muerte de Martin, Mary parecía no tener remordimiento alguno, por lo que con su amiga Norma entraron a una guardería en Scotswood para destrozar el lugar y dejar una nota donde se responsabiliza de la muerte de Brown. “Yo asesiné… así que talvez vuelva”, escribió. La policía, sin embargo, consideró esto una broma y no le dio mayor importancia.

Sólo dos meses después de la muerte de Martin, Mary volvió a asesinar. Esta vez la víctima fue otro niño de tres años, Brian Howe, cuyo final fue aún más impactante.

El cuerpo sin vida de Brian fue descubierto en el suelo cerca de su hogar. El pequeño no sólo había sido estrangulado, sino que en su abdomen tenía marcadas las iniciales MB, de Mary Bell.

En el juicio se descubrió que esta vez Mary no estaba sola, sino que acompañada de su amiga Norma de 13 años, quien aseguró que la niña había usado una navaja para marcar al menor de edad, pero que no fue lo único que hizo.

Mary tenía unas tijeras, las que usó para cortar parte del pelo de Brian y también sus genitales. Según Norma, Mary la llamó para que presenciara el crimen, sin embargo, cuando vio lo que su amiga hacía le rogó que se detuviera, pero al no ser escuchada se fue del lugar.

Las niñas se convirtieron en sospechosas, cuando la familia de Brian recordó que ambas molestaban al niño y luego que Mary empezara a acosarlos preguntándoles si extrañaban al niño. Esto llamó la atención de la policía, quienes finalmente decidieron arrestarlas.

El veredicto

Durante las interrogaciones Mary confesó los asesinatos, sin remordimiento aparente. Así lo explica un artículo de la época de BBC, donde se dice que reconoció haber estrangulado a los niños, “únicamente por el placer y la emoción de matar”.

Algunos días después se encontró el diario de vida de Mary, donde contaba con lujo de detalles todo lo que había hecho, por lo que fue sometida a una evaluación psiquiátrica antes de que se diera un veredicto.

Los resultados eran claros: Mary contaba con rasgos psicopáticos, por lo que el jurado la encontró inocente de homicidio, pero culpable de homicidio involuntario y condenada a cadena perpetua. Su amiga, en tanto, fue absuelta.

Durante la lectura del veredicto se dijo que Mary era peligrosa y que además era un “grave riesgo para otros niños si no era vigilada de cerca”.

Pero mientras Mary era enviada a un centro educativo, donde estaría en una unidad de seguridad, su madre decidió vender la historia a los medios de comunicación, además de conceder entrevistas a prácticamente todos los programas que le pagaran.

MARY BELL, convicted child murderer, pictured at the age of sixteen.
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Una nueva vida

A los 23 años, en 1980, Mary fue liberada y se le concedió un nuevo nombre para que pudiese vivir en paz con su hija recién nacida. Sin embargo, esto ha causado polémica desde entonces, especialmente con la familia de sus víctimas, quienes no apoyan esta oportunidad que se le dio a la homicida.

La nueva identidad y domicilio de la mujer fueron descubiertos por los reporteros a finales de los 90. Debido a esto, su hija se enteró los crímenes cometidos por su madre en la infancia y que jamás le había revelado.

El acoso de los medios, provocó que tuviese que salir de su casa con una sábana en la cabeza y posteriormente cambiarse de hogar. La identidad de su hija, sin embargo, se mantuvo bajo reserva por ley hasta que cumpliera 19 años. Luego de eso, Mary llevó a tribunales una petición para mantener la vida de su niña en privado por el resto de su vida.

Bell volvió a la polémica en 1998 cuando cooperó en un libro que contaba su historia. “Las familias de Martin Brown y Brian Howe nunca tuvieron el privilegio de permanecer anónimas y justo cuando estaban aprendiendo a vivir con los asesinatos de sus hijos 30 años antes, el libro de Bell fue puesto a la venta, sin previo aviso a las familias”, dijo a BBC el vocero de la organización Mothers Against Murders and Aggression .

“No se impusieron condiciones. Ella [Mary Bell] ha hecho un montón de dinero gracias a esto y debería haber reglas para que no lo haga nunca más”, agregó Sharon Richardson, hermana de Martin.

En 2009 se convirtió en abuela y se le ha perdido la pista.