Hemos vivido una ardua ola de calor donde se han pronosticado máximas de hasta 38°C. El calor en esta temporada no solo genera deshidratación en las personas sino además podemos sufrir diferentes trastornos del sueño.

En conversación con el Podría Ser Peor, la neuróloga y especialista en trastornos del sueño, Julia Santín, indicó que efectivamente el calor influye, ya que “normalmente cuando uno duerme es porque hay una disminución de la temperatura corporal, no solo una disminución de la temperatura ambiental, entonces ese es el problema mayor. La temperatura ambiental sigue alta y eso va en contra del inicio normal del sueño y es por eso que se ve afectada“. explicó.

De todas maneras, indicó que esto es más importante en las personas que ya tienen insomnio, “porque en ellos el asunto empeora muchísimo más y el problema es que no solamente cuesta quedarse dormidos sino que además hay muchas interrupciones del sueño durante la noche”, argumentó.

Entre las medidas que recomendó para enfrentar el problema del sueño, aconsejó no dormitar, ya eso eso fomenta la dificultad para dormir.

Además, advirtió que es necesario prepararse, “y la mejor preparación es mantener el dormitorio fresco. O sea durante el día ojalá las cortinas cerradas, ventilar bien el dormitorio(…) que el dormitorio esté entre 16 y 20 grados”.

También, dijo que es importante tomar mucha agua y darse una ducha, pero con agua caliente.

“A uno le parece como raro pero lo que pasa es que a la salida de la ducha se produce una caída de la temperatura corporal que es como compensatoria”, sostuvo.

Y otra cosa que no hay que hacer según la experta es obligarse a dormir, “porque en verdad va a ser imposible. Porque si uno no duerme, se pone ansioso y a mayor ansiedad mayor dificultad para quedarse dormido”, estableció.

El pijama también puede ser determinante, por lo que recomienda que sean de algodón o de lino “porque las telas que son más plásticas van a producir sudoración”, señaló.

Por otro lado, los niños que están de vacaciones a veces suelen cambiar su horario y quedarse dormidos más tarde. Ante esto, la experta indicó que “no es bueno que a un niño se le corra tanto el reloj biológico interno porque la gran mayoría se va a readaptar cuando llegue a clase, pero hay un grupo, especialmente cuando tienen antecedentes genéticos en que se queda pegado en un mal horario para la edad”, precisó.