Existen parejas que se llevan bien en todo, excepto en la cama. Y esto es una situación que es mucho más frecuente de lo que uno podría pensar, lo que pone en jaque a la relación. Sin embargo, hay forma de salir de esto.

Ser compatibles en carácter y visión de vida no implica ser compatibles en la cama. Así de tajante es el asunto cuando hablamos de hacer pareja. De hecho, la incompatibilidad sexual es algo mucho más común y frecuente de lo que podríamos imaginar.

Cuando hablamos de incompatibilidad sexual, se está hablando de dos personas que difieren en varios aspectos en la intimidad, lo que les impide tener una vida sexual satisfactoria: diferente frecuencia o ritmo sexual (discronaxia), distintos estilos eróticos (uno más apasionado y otro más romántico), distintas preferencias por posturas sexuales, distinta preferencia por los horarios para tener sexo (mañana, tarde, noche), etc.

Natalia Guerrero, sicóloga y sicoterapeuta sexual clínica De Medical Sex Center, comenta que la preocupación por las parejas de ser compatibles en la cama es algo relativamente reciente, ya que históricamente las mujeres eran más inhibidas en este aspecto, por lo que se tendía a ver el sexo más que una actividad placentera, como una obligación. Algo que por suerte, ha ido cambiando a lo largo de los años y hoy tanto mujeres como hombres aspiran a tener una vida sexual activa y feliz estando en pareja.

El asunto funciona más o menos así: Cada persona aporta a la relación su propio “mapa del amor”, vale decir, aquellas actitudes, comportamientos o actividades que nos resultan más eróticas. Ellas pueden venir determinadas por la personalidad, por experiencias pasadas, por temas culturales etc. Por ende, de una u otra forma, esperamos que nuestra pareja se ajuste a estas expectativas eróticas que nos estimulan, y cuando eso no pasa, y no hay ningún tipo de consenso, se genera lo que se conoce como incompatibilidad sexual.

Ahora, si bien es imposible hablar de que las parejas que sufren de este drama de la incompatibilidad sexual, tienen un perfil determinado, sí suele darse más en parejas, que por ejemplo, deciden formar una relación más basada en el cariño que en la atracción física o sexual. También en aquellas que deciden formar pareja por presiones externas, por deseo de seguridad económica, afectiva o incluso por el deseo de formar familia.

Pero no todo está perdido, ya que el tema de la incompatibilidad sexual sí tiene solución. Guerrero comenta que “primero hay que ver si esa incompatibilidad no se puede modificar, negociar o conversar. Existen procesos terapéuticos que ayudan a que las parejas aumenten su compatibilidad sexual, pero también depende de cuánta disponibilidad real hay de modificar la conducta, los comportamientos, la frecuencia, etc”.

“Ahora también hay que ver si lo que está pidiendo una persona, para la otra, no signifique vulnerar sus valores, porque si es así, no hay nada qué hacer, la terapia también tiene sus límites”, agrega la especialista.

En estos casos de incompatibilidad, los juguetes y juegos sexuales, toman un rol importante. “Siempre son una buena herramienta para ir diversificando y enriqueciendo el erotismo, así que pueden servir para mejorar la compatibilidad de la parejas”.

Y en la gama de juegos que pueden mejorar la intimidad están, por ejemplo, los juegos o kit eróticos pensados para parejas que realzan lo lúdico sin llegar a ser invasivos. Hay varias alternativas en el mercado y que son juegos de salón: Pan de vida erótico ($6.990), Juego Kamasutra Posiciones ($6.980), Juego Chocolate erótico ($19.980) o también Kit erótico de Sade ($8.990), entre otros, todos disponibles en la tienda Sex Shop Chile y que pueden servir de complemento para que una pareja encuentre esa complicidad y compatibilidad que siente que le hace falta.

“Este tipo de juegos siempre viene a ayudar a mejorar y potenciar la innovación, la creatividad y el lado lúdico del sexo, por lo que podría ser de una ayuda a la hora de contrarrestar alguna incompatibilidad”, finaliza la especialista.

Si los problemas persisten, lo ideal es consultar a un especialista en terapia de pareja.