La noticia y el mayor logro del cine chileno es sin dudas el primer Oscar a una producción chilena. Historia de un oso. El cortometraje de animación es notable, con un relato simple y breve que permite diversas y complejas lecturas, que combina lo emotivo con lo político en forma armoniosa y fluida.

Historia de un oso es la obra que ha marcado el año en materia de cine. Y lo ha hecho con lo menos esperado: con animación, compitiendo con los grandes de la industria y adjudicándose el premio más valorado por ellos, la industria.

Hace varios años que el cine chileno presenta una buena cantidad de producciones de ficción como documentales de muy buena calidad. Este año no es la excepción. Como tampoco lo es la baja cantidad de público que lleva a salas.

Sin embargo, este año no estuvo, en largometrajes, a la altura del 2015. No hubo una producción como El club ni documentales como Allende mi abuelo Allende o La once.

Entre Larraín y Fernández Almendras

Pablo Larraín no da puntada sin hilo. Los temas de sus producciones parecen fríamente calculados para estar en la palestra: dictadura chilena, un sicópata que quiere ser Toni Manero, la campaña del NO que derrotó a la dictadura de Pinochet, los curas recluidos por distintos delitos (Pedofilia, adopciones ilegales…) y, ahora, aborda a una de las figuras más reconocidas de Chile, Neruda, y otra a nivel internacional; Jackie Kennedy, en su primera producción en Estados Unidos de Norteamérica.

Producciones que parecen hechas para ganar premios… y lo han logrado. En breve tiempo es el cineasta más premiado del país.

Con Neruda ha logrado el Premio Fénix a la Mejor Película, entre otros, y se espera que con Jackie compita por los Oscar.

Sin embargo, a nuestro juicio, la mejor película chilena de ficción del 2016 es Aquí no ha pasado nada, de Alejandro Fernández Almendras, película basada libremente en el bullado “caso Larraín”.

Fernández Almendras ha desarrollado una carrera abordando historias y personajes “anónimos”, con historias mínimas, de precariedades, de falta de oportunidades. En Aquí no ha pasado nada muestra otra cara del país, la de gente muy adinerada, con mucho poder y, al mismo tiempo, sin ética, sin límites y sin norte. Un filme que muestra una realidad en forma cruda, sin dar esperanzas de redención, donde muestra una juventud desorientada y sin escrúpulos. Un gran film que, siendo muy distinto a los anteriores, confirma a Fernández Almendras como uno de los grandes directores chilenos del momento.

Óperas primas

La cinta Rara, de Pepa San Martín ha sido una sorpresa este año. Basada en el caso de la Jueza Atala, aborda en forma libre otro bullado caso real. Y lo hizo en forma muy inteligente y sensible, pero además lo hace no desde las trincheras de los padres o de los diversos grupos que han tomado posición en este caso, sino desde las más débiles: Las hijas, y la hija mayor en particular.

Así, Pepa San Martín muestra el caso desde una niña, sin emitir juicios, sacando a la luz su mirada, las presiones que sufre. Una mirada incuestionable que abre muchas preguntas, que expone en definitiva un mundo –un país- centrado en los adultos y que pone poca atención en los niños que se supone pretende cuidar. Un aporte notable a la discusión… si es que se ve la película.

En forma mucho más modesta, el estreno 7 semanas, cinta universitaria sobre una joven universitaria con un embarazo no deseado. Un tema muy complejo, donde muchas personas ya tienen posturas muy claras, algunas bastante radicales. Sin embargo la cinta está muy bien planteada, mostrando a la joven, lo que le va pasando y cómo reacciona su entorno, sin preguntar qué le pasa a ella, qué siente, qué necesita realmente. Sin aspavientos abre un gran tema de reflexión.

José Luis Torres Leiva e Ignacio Agüero

Chile es reconocido por su buena producción de documentales. Este año hay uno muy particular: un documental realizado a uno de los grandes documentalistas nacionales, Ignacio Agüero, mientras busca realizar su primera película de ficción, a partir del caso real de una pareja desaparecida en Chiloé en los 80.

El viento sabe que vuelvo a casa, de José Luis Torres Leiva, muestra a Agüero en su forma de ser y de acercarse al mundo, su humanidad y, al mismo tiempo, en forma sutil, sin presiones, va mostrando aspectos de Chiloé, desde lo bucólico a esas zonas más oscuras y cargadas de la isla. Pero ese otro lado sale en forma simple, natural, sin estigmatizaciones.

Las comedias siguen siendo lo más visto

Sin filtro de Nicolás López, con Paz Bascuñán como protagonista, tuvo cerca de 1.300.000 espectadores, siendo por lejos la cinta chilena más vista y llegando al segundo lugar entre las películas chilenas más vistas, superada sólo por Kramer v/s Kramer. Sin filtro parte de una buena idea, tanto que fueron comprados sus derechos para realizar sus propias versiones en Argentina y Estados Unidos de Norteamérica, pero su realización fue muy básica, con un humor torpe, carente de sutilezas, y actuaciones para olvidar.

El buen cine chileno sigue sin llevar público mientras que “la televisión hecha cine” y comedias fáciles acapara a los espectadores locales.

Distribución

Este año han seguido creciendo, muy lentamente, los circuitos alternativos para exhibir cine chileno, en especial documentales. Sin embargo, a este ritmo, será un “saludo a la bandera”, dados los grandes cambios que hay en el sector.