Y otra vez los Honorables hacen noticia, no precisamente por su eficacia, sino por la iniciativa -de algunos- de pedir un aumento de $ 2.000.000 en asignaciones para los senadores.

No sirve dar como causa o justificación a tan desquiciada medida que sus circunscripciones son muy amplias y necesitan de mayores recursos. El problema de fondo, es que estos dineros, que significarían un total de 2 millones de dólares al año, provienen de los impuestos que pagamos todos los chilenos; es decir, en palabras claras, otro abuso de poder de las autoridades hacia la ciudadanía.

Sería importante y urgente, que el nuevo Presidente de la Cámara Alta, el Senador Camilo Escalona, explique al país el por qué de este aumento, que era un secreto a voces en el Congreso.

Entre los que están de acuerdo con esta medida son los senadores Guido Girardi y Carlos Larraín.

Una vez más parlamentarios como el mismo Girardi, por ejemplo, caen en la incoherencia de sus ideas. Es el mismo que acusa a diestra y siniestra cada vez que funcionarios públicos realizan fraudes al fisco, pero es el primero en pedir más lucas para sus gastos como congresista.

Me parece una sinverguenzura enorme, caraduras y una burla hacia todos los chilenos, que un grupo de senadores, que reciben ingresos millonarios que cualquier trabajador se quisiera, sigan exigiendo aumentos desmedidos en sus dietas parlamentarias.

Más aún, cuando tienen absoluta libertad para faltar a las sesiones en el Congreso, que poseen beneficios fiscales que limitan lo razonable, y peor es, cuando tienen un nivel de aceptación bajísimo ante la ciudadanía. Pedir más recursos es claramente una medida torpe e inepta, más aún cuando las demandas sociales crecen día a día y cuando la inequidad aumenta en un país en que sólo los ricos se ven beneficiados y las autoridades que reciben sueldo altísimos, vehículos fiscales y gastos reservados por doquier.

Yo no entiendo al Senador Girardi. Tanto defiende los recursos públicos, pero cuando son para beneficio propio, ahí se olvida de su discurso.

Me pregunto qué méritos tienen para tener abultadas dietas parlamentarias, y peor, exigir un aumento de ellas. Si existiera una mínima autocrítica de los honorables, en que su labor legislativa es ineficiente, que hacen la cimarra constantemente faltando a votaciones de proyectos de ley importantes para el país y el desprecio que tienen ante los chilenos, que se cansaron de creer en sus falsas promesas.

Y si vamos a la práctica, uno ve que hay diputados y senadores elegidos, con un grado de ignorancia e ineptitud tremendo, dejando en evidencia de que el cargo no es digno para un número no menor de ellos. Estoy seguro de que no son pocos, los que no tienen idea lo que se está legislando y, simplemente, no hacen intento por interiorizarse de lo que van a votar. Total, una teclera que indica tres alternativas, que son SI – NO – ABSTENCION, aguanta mucho.

Basta con ir a los requisitos que se exige para llegar a ser Honorable. Básicamente ninguno, incluso hay más de uno que llega al congreso falseando algún certificado de estudio. Son improvisadores públicos, donde la ambición de poder, y como no, de los millones que ganan mes a mes -algunos aplicando la ley del mínimo esfuerzo- es el sueño de varios. Se parecen a los concejales, que cobran varios cientos de miles de pesos al mes por sentarse una o dos veces a la semana a sesionar en sus municipios.

Insisto en que la farra de los dineros fiscales es tremenda. Altos honorarios, autos fiscales, combustible gratis, gastos reservados y otros, es como faltarle el respeto a la gente. Y así, por ejemplo, cuando discuten el aumento al sueldo mínimo o cuando se discute el reajuste al sector público, no son pocos los que se oponen a ello, para alinearse con los empresarios y con el gobierno respectivamente. En palabras claras, se niegan a que la remuneración de muchos chilenos aumente en 10 mil pesos al año, pero no tienen conciencia en pedir aumento en sus asignaciones en 2 millones de pesos.

Un ejemplo actual. ¿Qué hacen los parlamentarios para terminar con los impuestos específicos a los combustibles, algo que clama la mayoría de la ciudadanía? Nada. Sólo para los micrófonos, porque nunca se la han jugado ni en los gobiernos de la Concertación ni en el actual del Presidente Sebastián Piñera.

Ya no me declaro un indignado frente al abuso de los honorables y las autoridades de gobierno. Tampoco espero más de ellos. Lo que me preocupa es su bajo coeficiente intelectual, de el poco criterio que tienen para exigir mayores sueldos, dietas o asignaciones o como quieran llamarlo. Pero en fin, no les da para más, como lo ha demostrado el senador Guido Girardi.

Se extraña la política antigua, esos parlamentos en que se trabajaba y los honorables le daban un mayor prestigio al Congreso. No como ahora, que varios de ellos lo denigran.

Víctor Huidobro es periodista. Vive en Santiago y escribe regularmente en su blog, El Nada Serio. Tiene su cuenta de Twitter en @elnadaserio