Cuando la familia se agranda, la pareja experimenta cambios en su rutina diaria y en su vida íntima. Estas modificaciones pueden afectar la privacidad de los padres, sobre todo si los niños duermen en la misma habitación o cama que ellos.
La llegada de los hijos puede modificar completamente los horarios y rutinas establecidas en la vida privada de una pareja. Estos múltiples cambios provocan que las prioridades personales y el tiempo personal se compatibilicen con las necesidades y requerimientos de los niños.
Sin embargo, las no solo afectan la vida cotidiana, también lo hace en la intimidad de las parejas. Es común que en los primeros años, los niños duerman en la misma pieza o, incluso, cama que sus padres, lo que a largo plazo puede tener un impacto en el ámbito sexual de ambos.
Respecto a esta situación, Odette Freundlich, kinesióloga especialista en sexualidad del Centro Miintimidad, explicó que “esto afecta directamente en la sexualidad, ya que los encuentros suelen ser rápidos, no dedicando el tiempo suficiente para que se generen todos los cambios que se producen en la respuesta sexual”.
La experta aseguró que estos coitos bajo estas condiciones pueden generar “muchas veces falta de lubricación, dolor en las relaciones, disminución en la experiencia placentera o en la frecuencia de experimentar satisfacción u orgasmo”.
Por otro lado, los cambios corporales que se generan con el embarazo y el parto a menudo producen en las mujeres una disminución de la autoestima e insatisfacción con el nuevo esquema corporal.
De acuerdo con la especialista, este escenario conlleva no querer exponerse en frente de su pareja. Mientras que algunos hombres, experimentan la eyaculación precoz, pues se acostumbran a apurar el proceso para “aprovechar” el poco tiempo de intimidad que tienen.
Asimismo, el cansancio generado por la falta de sueño, las ocupaciones de la casa y la familia producen, en la mayoría de los casos, que la sexualidad quede rezagada a un segundo plano.
¿Cómo restablecer la vida sexual de la pareja?
Para no fallar en el intento de retomar la sexualidad tras la crianza de los hijos, la experta entregó una serie de recomendaciones que pueden ser útiles al enfrentar este escenario en la relación.
El primero es programar los encuentros íntimos. En este sentido, la ideal puede ser fijar un día y horario para que la pareja este sin hijos y, de este modo, dedicar a tiempo para compartir juntos.
Otra recomendación de Freundlich es aprender a cerrar la puerta del dormitorio, así como también a explicar a los hijos que los padres están disfrutando de un momento de privacidad entre ellos.
Un punto relevante en cuanto a este tema es no pretender que la vida sexual sea como era antes de la llegada de los hijos. “Entender que los cambios que se han producido son parte de un proceso. A su vez, disfrutar de la calidad en vez de cantidad de encuentros”, dice la experta.
Otra de las sugerencias es repartirse las labores a todo nivel (hogar, crianza, entre otros). En este sentido, la profesional sostiene que esto es, principalmente, “para generar empatía, cooperación, espacios de intimidad y privacidad con uno/a mismo/a”.
Por último, un factor clave para restablecer la vida sexual de la pareja es la comunicación. Sobre esto, Odette Freundlich enfatizó que “conversar y expresar los sentimientos, aprender a escuchar y animarse a pedir ayuda. Estas son las bases de una relación empática y consolidada”.
