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24 mayo, 2020 | Publicado a las 16:10
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El truco científicamente probado para dejar de tocarse la cara en tiempos de pandemia
El truco científicamente probado para dejar de tocarse la cara en tiempos de pandemia
Por Pablo Cabeza Visitas:
Qué difícil
Pexels (cc)
Publicado por Pablo Cabeza
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Tocarse la cara. Una de las prácticas más comunes de las personas es, en estos tiempos, la más peligrosa en el contexto de la pandemia por coronavirus.

Y es que junto con lavarse las manos y usar mascarillas, es una de las indicaciones básicas para evitar el contagio del virus. Pero ¿cómo evitar tocarnos el rostro cuando una persona suele hacerlo hasta cientos de veces en un día?

Para el psicólogo, doctor y académico del departamento de Psicología de la Universidad de Nevada, Estados Unidos, Steven C. Hayes, es prácticamente imposible cambiar este comportamiento simplemente diciéndole a la gente que no debe hacerlo, sobre todo cuando se trata de “acciones inconscientes, habituales, como morderse las uñas, usar muletillas, dejar la tapa del retrete levantada, o tocarse la cara”.

El profesional indicó en una columna, publicada en el portal especializado Psychology Today, que es uno de los pocos científicos que ha investigado el hábito de tocarse la cara, junto a sus colegas Norm Cavior y Rosemary O. Nelson, en distintos contextos hace más de 40 años.

En esa ocasión querían estudiar cómo el comportamiento cambiaba cuando estaba siendo automonitoreado, por lo que hacía falta “una acción que ocurriera regularmente, fuera fácil de detectar desde cierta distancia y que se percibiera como ligeramente negativa cuando se señalara, así habría cierta motivación para cambiarla”.

Como parte del experimento, calcularon la frecuencia con la que la gente se toca la cara cuando no saben que están siendo observados, obteniendo un resultado de 5 a 3 veces por minuto, dependiendo de lo que estaba haciendo en ese momento, por lo que si calculamos que estamos despiertos unas 16 horas al día, la cantidad de veces que podemos tocarnos el rostro supera las miles.

Lo que debes saber es que, con pandemia o no, tocarse la cara no es un buen hábito, lo mismo que comerse las uñas o chuparse los dedos. Puede acarrear problemas importantes a la piel y a nuestro organismo en general.

Dado lo anterior, encontraron dos métodos efectivos para impedir que las personas se toquen la cara, aunque uno es prácticamente imposible de aplicar, pues se trata de recordarle a cada minuto a las personas que no lo hagan. Sinceramente ¿quién estaría dispuesto a eso?

El otro “truco” es más sencillo pero requiere voluntad. Este redujo, según Hayes, de un 65 a 95 por ciento esta práctica, y funcionó a corto plazo y a largo plazo.

Entonces ¿cuál es el consejo? Usar un dispositivo para contar y registrar las veces que nos tocamos la cara.

El experto indica que no importa cuál sea el dispositivo, siempre y cuando sea fácilmente visible, y que podamos llevarlo con nosotros y estar dispuestos a usarlo. “Puede ser un contador de golf, un pedazo de papel, o una aplicación para este fin en nuestro teléfono. Lo único que hay que hacer es registrar, religiosamente, cada una de las veces que nos tocamos la cara y en tan solo unos minutos, el índice con el que lo hacemos disminuirá lo suficiente como para que podamos registrarlo por mucho tiempo sin interrupciones”, indicó.

Respecto a esta recomendación, el psicólogo explicó que “cuando los participantes en nuestro estudio no estaban contando, se tocaban la cara inconscientemente cuando fuera que les surgieran las ganas de hacerlo, lo que llevó a que se tocaran mucho el rostro (alrededor de una docena de veces cada cinco minutos). Sin embargo, tan pronto como les dijimos que empezaran a contar, la cantidad de veces que se tocaron la cara disminuyó dramáticamente. Además, la cantidad de veces que se tocaron la cara se mantuvo abajo mientras la gente siguió contando, incluso cuando los conteos se prolongaron hasta por 9 semanas”.

En ese sentido, señaló que la sola presencia del dispositivo “nos recuerda inmediatamente que no debemos tocarnos la cara”, y que “solo al esforzarnos honestamente por registrar la cantidad podemos crear el efecto”.

Por último, indicó que este método debe usarse indefinidamente si queremos que sea efectivo, pero de todas maneras advirtió que “no es una cura única y completamente efectiva” y que solo es una forma de ayudar en esta difícil tarea a la que nos enfrentó el COVID-19.

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