Por estos días, la forma de trabajar de muchos cambió, transformado las salas de estar, comedores, habitaciones y otros espacios de la casa en oficinas, salas de reuniones, aulas, entre otros.

En atención a ello, uno de los cambios más importantes producidos en estas circunstancias es la disminución de desplazamientos y movimientos que realizamos durante el día, dado que, al realizar teletrabajo, hay posturas mantenidas en el tiempo que pueden hacer que nos encontremos tres o más horas en la misma posición, señala el kinesiólogo Ricardo Arteaga, quien también es director de la carrera de Kinesiología en la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile (UACh).

En este sentido, Arteaga indica que “existen lesiones asociadas a tipos de posturas que pueden ser variadas en el sistema musculoesquelético, provocando tendinopatías, contracturas, trastornos musculares, entre otros, que tiene como denominador común el dolor, la inflamación y el deterioro funcional. A esto se agrega factores psicológicos adversos, como la incertidumbre, la ansiedad y preocupación por el mismo trabajo, en términos de poder llevar a cabo nuestra labor y la seguridad de nuestras familias, siendo muy poco auspicioso el panorama para la mejora y el buen rendimiento”.

Asimismo, agrega que, desde la ergonomía, ciencia que estudia el hombre y su relación con el trabajo, este tipo de alteraciones han sido analizadas desde hace mucho tiempo denominándose desórdenes musculoesqueléticos relacionados al trabajo. Y que, desde la kinesiología, la explicación es muy similar, integrando las posturas mantenidas y el movimiento o trabajo repetitivo como potenciales productores de cambios adaptativos en los tejidos del cuerpo humano.

“El problema radica cuando los tejidos no son capaces de adaptarse y comienzan a perder cualidades para resistir fuerzas externas como las que encontramos en el trabajo. Inclusive, se pueden llegar a producir cambios a nivel del sistema nervioso central, provocando la instauración de patrones de movimiento anómalos y círculos viciosos que van perpetuando estas alteraciones, transformándose para el trabajador en un verdadero escollo para su rendimiento laboral. Si el grado de estos desórdenes aumenta, perjudicaría el comportamiento del individuo, incluso afectando sus relaciones personales y familiares”, explicó el académico de la U. Austral.

Para prevenir estas alteraciones, el profesional sostiene que “se debe tener en cuenta que los signos y síntomas de este tipo de desórdenes musculoesqueléticos son muchas veces silentes o de escaso interés para el que los padece. Una molestia muy leve al final de nuestra jornada, una sensación de incomodidad en la zona puede ser el primer aviso. En general, las señales no son advertidas ni tomadas en cuenta, se tienden a omitir a favor de las tareas y deberes que a diario se imponen, no prestando atención a lo que puede significar en un mediano o largo plazo. Como trabajador, debería tener otra posición al respecto y esa es la prevención”.

Recomendaciones para prevenir

Ante tales casos, Arteaga señaló que lo primero es estar consciente que las posturas mantenidas y movimientos repetitivos son un factor de riesgo y por lo mismo se deben evitar.

“Para ello, es aconsejable que no permanezca mucho tiempo en una misma posición. Al trabajar intente una buena postura, relajada, pero que no exija un aumento de las curvaturas de la columna. Lo importante es que no sienta molestia o dolor en la posición. Si puede tener apoyo de los antebrazos, ya sea de la silla o en su escritorio o mesa es mucho mejor. Esto también ayuda a disminuir la presión en su columna vertebral”.

Asimismo, recomienda “tomar un descanso de 5 a 10 minutos cada 45 minutos de trabajo como máximo. Este descanso, hágalo activo, con ejercicios de estiramiento y movilidad que tienen comprobada eficacia para disminuir la aparición de los desórdenes musculoesqueléticos”, explicó el académico de la U. Austral.

Para esto aconseja:

-Realice movimientos de columna vertebral en todos los planos, intentando salir de la postura típica de trabajo
. Movilice sus articulaciones de columna y de los miembros superiores e inferiores. Realice estiramientos produciendo sensación de tensión en sus músculos y tendones. Si tiene dolor o molestias no reproduzca esa sensación al realizar los ejercicios.

-Fortalezca sus músculos. La inactividad física produce, entre otras cosas, la disminución de las respuestas o activaciones musculares, así como hipotrofia de los tejidos. Recuerde que sus músculos también ayudan a la estabilidad dinámica de la columna y segmentos corporales.

-Por último, haga participativo en esto a sus compañeros de trabajo, la mejor prevención en aspectos ergonómicos es la que se comparte con otros miembros del equipo de trabajo, provocando un compromiso hacia el bienestar colectivo. Recuerde que el ejercicio físico libera sustancias que nos ayudan a sentirnos mejor física y psicológicamente, regulando nuestro sueño por ejemplo y mejorando no solo el rendimiento en el trabajo sino muchas de nuestras actividades diarias.