A los vejámenes, le siguen intentos de suicidio, embarazos, ETS y nuevos ataques sexuales, en un territorio donde ser niña o mujer es un calvario.

Es un drama que viven mujeres que están prácticamente solas, a su suerte. Las haitianas violadas por pandillas existen y quieren contar su trágica historia.

Los testimonios, recogidos, traducidos y acortados por el medio español El País, los obtuvo la organización independiente de Haití, The New Humanitarian. En ellos, el drama del vejamen, en medio de la guerra entre pandillas, es estremecedor.

Niñas y mujeres están a merced de los grupos criminales. Su recuperación puede ser casi una misión imposible y, cuando parece que ocurrirá, algunas vuelven a ser abusadas sexualmente, empeorando su salud física y mental.

Si la pobreza se creía un problema en tierras haitianas, las víctimas mencionadas en este informe ponen al descubierto que en la nación en la que nacieron, las cosas pueden estar peor, por lo que es urgente obtener ayuda para ellas y otros potenciales blancos de ataques sexuales.

Violadas por pandillas en un olvidado Haití

Tres mujeres decidieron contar su calvario y, por ende, el de sus hijos. Los testimonios para la organización que visibilizó su suplicio, son tan extensos como dolorosos.

El medio español citado cambió el nombre de las víctimas, en nombre de la protección o prevención que el Estado no les brindó.

Kari es el nombre ficticio de la haitiana con la que se inician los reales y crudos relatos de los ataques recibidos por las pandillas. Los vejámenes, al menos para esta mujer, suceden a otras tragedias de vida: el asesinato de su bebé y de su esposo a manos de las pandillas.

Le sobreviven 5 hijos más. Es por ellos que lucha contra las heridas psicológicas que le dejaron tres días de secuestro y reiteradas violaciones por parte de pandilleros que de esa forma hacen manifiesto su control de territorios en algunas zonas como el barrio de Kari, denominado Cité Soleil.

La mujer de 39 años fue liberada por sus captores, luego de los ataques sexuales. Deambuló desnuda por la calle hasta encontrar ayuda. Las secuelas no sólo son emocionales. También debe batallar con las infecciones sexuales. La huella bacteriana de un vejamen sin compasión para algunas féminas haitianas.

Sin embargo, esta mujer tiene miedo de acudir a las autoridades. Confesó que no sirve de nada. “No recibimos ayuda. Esto es la guerra”, sentencia. Una particular pero dolorosa.

Comunitariamente, recibió alimentos de la iglesia local y de una asociación de mujeres, pero el Estado no se hizo presente ni para prevenir y menos para resarcir.

Haitianas violadas reiteradamente por pandillas: la adolescente embarazada

Siempre en Cité Soleil, y con tan sólo 16 años, Madeleine tomó el autobús hacia su casa, pero el recorrido se vio abruptamente interrumpido por un grupo de pandilleros. Fuertemente armados, obligaron al conductor a parar y subieron para asesinar a varias personas y violar, además de golpear a algunas mujeres. Madelein, una de ellas.

Cuando despertó, estaba llena de sangre y encerrada en una pieza. Sus atacantes la mantuvieron cautiva por varios días y la violaron en repetidas ocasiones.

Como a Kari, la liberaron, pero el calvario se extendió al darse cuenta de que estaba embarazada. Le contó a The New Humanitarian que tiene miedo de ser violada de nuevo por los pandilleros y por eso ha intentado quitarse la vida. Con ella, se iría el fruto de su vientre, quien le recuerda la agonía vivida.

“Mi madre no para de llorar. No sabe que hacer”, confiesa la adolescente a la que tratan de sacar del ciclo de depresión feroz que le dejaron los ataques sexuales vividos.

Violada de nuevo, su esposo asesinado y su hija de 9 años también ultrajada

No hay letras que describan el calvario de las mujeres y las niñas haitianas. Eso, lo sabe Tamara a sus 24 años.

Se trata de una joven mujer, cuyo sufrimiento no acaba. El inicio de este, tuvo lugar cuando dos pandilleros la atacaron sexualmente. Perdió el conocimiento en medio del vejamen. Su esposo, quien intentó defenderla, fue asesinado y su cuerpo quemado por los criminales.

Los meses pasaron y la agonía no acabó. Tuvo que pedir dinero en una plaza para sobrevivir con sus tres hijos, pero las autoridades de Puerto Príncipe la removieron del lugar.

Alguien le ofreció ayuda, engañándola de tal forma que fue a parar a manos de otros tres pandilleros que la violaron de nuevo. Hay más tragedia en este caso, una de sus hijas, de nueve años, fue interceptada por pandillas, tiempo después, y fue violada.

Tamara, su hija y los otros niños reciben ayuda, pero la situación es indescriptible. Además, la mujer, con el segundo ataque sexual, quedó embarazada. Ingirió un brebaje abortivo, pero este le causó graves secuelas a su salud debido a la toxicidad del mismo, por lo que está recibiendo, además de ayuda psicológica, atención sanitaria que le permita salir de riesgo.

Haitianas violadas reiteradamente por pandillas: las muestras criminales de “poder”

Cité Soleil, en el área metropolitana de Puerto Principe, es escenario de pobreza, pero también de desesperación para cientos de niñas y mujeres, atacadas por la violencia de pandillas.

Las víctimas no denuncian por temor a represalias que, a la larga, en algunos casos se repiten sin haber acudido a las autoridades. ¿Cómo se sabe esto, a falta de las denuncias? Naciones Unidas y Médicos Sin Fronteras se han encargado de levantar números que denotan la desolación de quienes viven en constante riesgo.

Según los datos manejados por ambas entidades internacionales, de 591 mujeres y niñas que fueron entrevistadas en la comuna mencionada, el 80% asegura haber sido víctima de una o varias formas de abuso sexual en 2022. A sus atacantes los describen como pandilleros, secuestradores o delincuentes (en el 33% de los casos).

En el barrio de Brooklyn, es donde más han ocurrido enfrentamientos entre pandillas rivales. Precisamente, de ahí proceden los tres testimonios revelados con el esfuerzo de las víctimas y The New Humanitarian.

El 14% de los relatos vienen de niñas entre los 10 y jóvenes de 18 años. En Cité Soleil, los barrios donde hay menos violaciones o no ocurren, son los que no presentan enfrentamientos entre los grupos criminales mencionados.

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“ (Denunciar, dicen) las pondría en riesgo por las pandillas, incluido en peligro de muerte; que no confiaban en las autoridades locales y temían represalias; que no sabían dónde o cómo denunciar; o que en general sentían que no había presencia del Estado”.
- Investigación ONU y MSF

Más cifras que estremecen

Según la organización internacional Médicos Sin Fronteras y Naciones Unidas, el 40% de las niñas y mujeres haitianas violadas reiteradamente por pandilleros no recibieron atención médica después de haber sido atacadas, ya que no había personal, no estaba a su alcance en distancia o temían ser identificadas.

El 83% de las que recibió ayuda, aseguró que fue beneficiosa, pero el 69% de estas dijo que era mayormente necesario tener ayuda psicológica, psiquiátrica o psicoterapéutica.

En los primeros 5 meses de este año la situación se duplicó, con relación al 2022, ya que MSF (Médicos Sin Fronteras), asegura que atendió entre enero y mayo a 1.055 mujeres y niñas por violaciones en Puerto Príncipe.

Así mismo, el perfil de los violadores ya no es el mismo, explicando que antes en su mayoría, los atacantes sexuales eran familiares de las víctimas. En el presente, representan el 20% de los agresores. Las pandillas representan al temido victimario en un país donde ser niña o mujer, es un suplicio.

El 69 por ciento de niñas y mujeres violadas por pandilleros en Haití, necesitan ayuda psicológica, psiquiátrica o psicoterapéutica
The New Humanitarian / El País