Kike Acuña, exjugador chileno, se abrió a contar respecto a cuál fue su ‘carrete’ más desenfrenado en su época como futbolista. Aseguró que una noche partió celebrando en el bar Liguria y terminó con sus amigos en Concepción, específicamente caleta Lenga.
“Estábamos en el VIP, pero sobrio. Me tomé tres o cuatro botellas de agua con gas y me acordaba de todo al día siguiente. Antes, no. Estaba en el VIP y despertaba, no sé. Una vez desperté en Concepción, en Lenga”, indicó.
“(Inició) en el Liguria y desperté en Concepción, con cinco amigos en el auto. No me acuerdo cómo mierda (sic) llegué allá”, agregó.
Acuña se encuentra en plena promoción de su libro llamado ‘Mi Historia, en donde habla sobre su cambio de estilo de vida, luego de haber estado ligado al mundo de las fiestas y farándula.
En conversación con La Tercera, Jorge comentó sobre su vida en los últimos años, asegurando que ya no suele ir de fiesta y está enfocado en su familia.
De hecho, abordó todo el contexto que se daba en medio de sus noches de diversión en locales nocturnos de la capital.
“Mira, yo no soy muy bueno para salir. Se pueden reír, hay gente que se rio en su momento. Yo era muy bueno para salir a discotecas, pero a mí me pagaban 800 lucas por ir. Si no, no salía. Entonces, por eso iba tanto. Ahora, con mi esposa, hemos salido un par de veces, no muchas. La primera vez que salí con ella bailamos como trompos”, expuso.
“No me gusta bailar tampoco, pero al día siguiente conversamos sobre lo que había hecho anoche. ‘Bailamos esto, te pasaste, estoy muerto, no me puedo mover’. Sabía lo que había hecho la noche anterior y, para mí, eso era lo mejor, que podía conversar al día siguiente de lo que había hecho. Antes no lo hacía, porque despertaba en cualquier lado”, añadió.
Por otro lado, el exseleccionado nacional hizo un análisis en relación a sus últimos años, fuera del ambiente de los medios de comunicación.
“Yo hablaba siempre de lo que a mí me pasaba, pero no quería dejar lo que estaba viviendo, porque lo pasaba chancho. Es lo que yo creía. Me gustaba estar rodeado de gente. Al final me sentía más solo al día siguiente. Hoy día tengo todo, tengo mi familia. Siempre hablo de mi familia, porque nunca la tuve antes. Hoy sí la tengo y es bonito llegar a la casa temprano. Me gusta llegar a las ocho y media, y luego acostarme”, concluyó.