Puede que en más de una ocasión tu gato se haya molestado o arañado cuando intentabas acariciarlo. Eso se debe a que tal vez no tiene suficiente confianza contigo.

En primer lugar, debes considerar que cuando vas a hacerle cariño, el gato es quien debe tomar la iniciativa. “No hay que obligarlo para que se deje acariciar. No hay que perseguirlo o apretarlo“, advierte María Paz Iturriaga, académica de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Las Américas y especialista en gatos, a BioBioChile.

De se modo, la experta enfatiza en que debemos darle espacio para que ellos se acerquen y así poder acariciarlos. “Las zonas correctas dependerán del gato y del vínculo que tenga con la persona que le está haciendo cariño”, explica la veterinaria.

¿Cuáles son las zonas correctas para hacerle cariño?

En este contexto, destaca que los gatos deben acariciarse desde la zona de la cruz (escápulas), hacia la parte craneal: hombros, cuello y cabeza.

Asimismo, explica que puedes hacerle cariño en la zona del mentón, mejillas y en la cabeza entre los pabellones auriculares.

Si tu gato está disfrutando de ese estimulo, podrás notarlo en su actitud relajada o cuando ronronea. “En algunas ocasiones pondrá su cabeza para que sigas haciéndole cariño o colocará sus mejillas sobre tus manos”, complementa.

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Las zonas que no deberías acariciarle

No obstante, si al acariciarlo se pone en una posición rígida o comienza a desesperarse, es mejor dejarlo libre suavemente.

“Por ejemplo, si empieza a gruñir, pone las orejas hacia atrás o las baja bien pegadas a la cabeza, y mueve la cola como látigo, obviamente hay que terminar el contacto. Esa es su forma de decir que no quiere que lo toquen más”, describe. De lo contrario, podría atacarte.

Si bien la experta advierte que no debes acariciarlo desde la zona de la cruz hacia atrás, todo dependerá de la relación que tenga con la persona. “Esas partes son para quienes tiene más confianza. Muchos se pueden enojar“, describe.

También señala que no deberías hacerle cariño en las zonas lumbares, la base de la cola, el abdomen, o tomarle las patas. “Eso les puede molestar”, agrega.

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Beneficios de acariciar a tu gato

Según explica Iturriaga, acariciar a tu gato tiene múltiples beneficios tanto para la mascota como para su tutor. “Establecer un vínculo de apego es importante ya que genera confianza en el animal”, señala.

“Ojalá que ese vínculo sea frecuente. Los gatos son animales de mucha rutina, porque les gusta tener el control de las cosas. Es decir, que todo sea predecible. De lo contrario se empiezan a estresar”, advierte.

“De hecho cuando una gata está embarazada y uno le acaricia la panza es muy beneficioso. Debes considerar que el tacto es el primer sentido que desarrollan estos animales en el útero. Está demostrado que al nacer esos gatitos serán mucho más sociables con las personas“, asegura.

Además de las caricias, la veterinaria detalla que es muy importante jugar y compartir tiempo con el gato. “Darles recompensas, hacer refuerzos positivos o cepillarlos si ellos disfrutan con esa rutina”, concluye sobre otras sencillas acciones que generan vínculos con la mascota.