Cuando pensamos en el cambio climático, nos viene a la cabeza la idea del calentamiento del planeta y dejamos fuera las bajas temperaturas, sin saber que estas también son una de sus consecuencias.
En ese sentido, las recientes olas polares que han afectado a Chile y Argentina durante las últimas semanas, no serían una contradicción de este fenómeno global.
El jefe de la Unidad de Medio Ambiente del Centro Regional de Estudios Ambientales (CREA) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Marcelo Pavez, apuntó las razones que explican por qué el frío extremo también es uno de sus efectos.
Las olas polares son consecuencia del cambio climático ¿Por qué?
De acuerdo con Pavez, los efectos del cambio climático alteran patrones en todas las regiones del mundo, pudiendo aumentar eventos extremos como olas de frío o calor, huracanes y tormentas.
“Como el planeta está interconectado a través de la circulación atmosférica, cualquier variación en la intensidad o periodicidad de algún evento resultará en una respuesta en otro lado del mundo”, señaló a través de un comunicado.
Un factor que permite entender el fenómeno es el debilitamiento de los vórtices polares, que corresponde a bandas de viento que actúan como una barrera natural para el aire frío. Pavez sostiene que cuando estas pierden fuerza o se desplazan, el aire gélido de los polos se filtra hacia latitudes más bajas.
“El calentamiento de la atmósfera puede debilitar o desplazar los vórtices polares, ártico en el hemisferio norte y antártico en el hemisferio sur, permitiendo que ondas de aire frío traspasen su extensión hacia zonas más pobladas. Esto es, precisamente, lo que está ocurriendo en estos días en la parte más austral del continente americano”, detalla el experto.
En cuanto a la evidencia científica, Pavez apunta que si bien en el hemisferio norte existen numerosos estudios que vinculan estos desplazamientos con inviernos más crudos en Europa y Norteamérica, en el hemisferio sur también se han documentado alteraciones.
“Algunos estudios hablan del aumento en la intensidad del vórtice polar antártico en 2019, lo que elevó la temperatura en el cono sur y favoreció los incendios forestales en Australia. Hoy, datos de la NOAA indican que desde 2024 este vórtice ha mostrado un comportamiento opuesto, liberando masas de aire frío hacia Sudamérica y Oceanía”.