La muerte de una mujer de 32 años a causa de una intervención estética negligente encendió las alarmas de la comunidad médica.

Gran impacto causó la noticia sobre la muerte de una mujer de 32 años producto de una operación estética en una clínica clandestina en Las Condes.

La mujer que acudió a la “clínica” -la cual resultó ser una casa modificada- falleció mientras se le realizaba un aumento de glúteos.

Fue en horas de la noche que vecinos del recinto escucharon los gritos de ayuda. Más tarde uno de ellos vió a un grupo de personas arrastrar a la mujer semi inconsciente a un vehículo.

Leslie Vergara fue trasladada a la Clínica Cordillera de la misma comuna donde se constató su muerte.

Debido a estos hechos, consultamos con un profesional en la materia sobre cuáles deben ser los resguardos que se deben tomar a la hora de someterse a una intervención estética.

El triángulo de la seguridad estética

El cirujano plástico de la Pontificia Universidad Católica y miembro de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, Esteban Torres, detalló que el principal resguardo que deben tomar los pacientes que se someterán a una intervención estética es informarse a través del método del “Triángulo de la Seguridad”.

Este método comprende ser un paciente informado, dice Torres, y “es clave” asegura.

“Para ser un paciente informado debes ingresar a la Superintendencia de salud, a la Corporación Nacional de Especialidades Médicas o a la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica donde se puede verificar si el médico que hará la intervención cuenta con las especialidades y certificación necesaria para hacer lo que ofrece”, explica.

Lo siguiente, relata, es buscar un centro que esté certificado y autorizado por la Seremi de Salud para realizar la intervención que busca el paciente.

“Hay que tener la tranquilidad que ningún médico acreditado, certificado y que no solo cumple con estas condiciones, sino que además si tu lo buscas en internet no tendrá reclamos, te llevará a un lugar riesgoso”, explica el profesional.

Además señala, es un derecho del paciente el conocer el lugar previo a la intervención: “ese lugar debe ser público, que tenga registros como página web e, incluso, puedes pedirles la autorización de la Seremi”, aconseja Torres. El que no cuenten con alguno de estos elementos o que nieguen el acceso es un factor de riesgo, asegura.

El sentido común

El cirujano detalló que también existen aspectos relacionados con el sentido común que pueden salvar a una persona frente a una intervención estética fallida.

El primer indicio al que se debe prestar atención es que todas las cirugías o procedimientos estéticos mayores deben ser programadas: “estás no son cirugías de emergencia, no es como si se tuvieran que intervenir de inmediato”, dice el profesional.

El lugar donde se hará la intervención también debe cumplir con ciertos elementos asegura. “Si llegas a un lugar donde no hay ninguna certificación – documentos físicos-, es una casa modificada que no tiene cosas mínimas como una rampa de acceso o que si tienes que subir hasta un cuarto piso y en el ascensor no entra ni siquiera una camilla ¿cómo te van a operar ahí?”, advierte Torres.

La preparación antes de la intervención es fundamental, “la mayoría de las cirugías mayores necesitan de anestesia, por lo que antes, como profesional, debo saber que tu cuerpo está en condiciones para poder hacerlo”, para lo cual se necesitará de exámenes preoperatorios, señala el profesional.

A lo que añade que no sólo basta con los exámenes sino que también se debe cumplir con los tiempos de validez que tienen estos: “no basta con llegar con exámenes hechos hace un año”. Con esto quiere decir que no se puede llevar a pabellón el mismo día que se solicitó la intervención a un paciente, advierte Torres.

Los exámenes, asegura el cirujano, no deben tener mayor antigüedad que 3 meses, plazo que se extiende sólo en personas muy jóvenes a 5 meses.

Un detalle muy particular que advierte el profesional es el lenguaje que usa quien va a hacer la intervención: “La silicona no se inyecta, si alguien ofrece silicona inyectable, corre”.

Por último, Torres, destaca que conocer la procedencia de los compuestos o productos que se van a suministrar es esencial.

“Si acudes a un dermatólogo o cirujano para una intervención lo primero que hará -si es el profesional que dice ser- es mostrarte el envase del producto sellado, la fecha de vencimiento, explicará qué producto es y recién en ese minuto lo abrirá para aplicarlo”, además se dejará un registro, asegura el cirujano.

La clínica en la que Leslie Vergara -mujer fallecida- se realizó el aumento de glúteos, era una clínica clandestina que el 2005 y el 2019 recibió denuncias por negligencia médica, razón por la que el recinto fue clausurado en ese entonces.