Puede que en más de alguna ocasión te hayas levantado por la noche para “visitar” tu refrigerador en busca de un bocado. Sin embargo, debes considerar que esta práctica es dañina para tu salud.

Así lo demuestra una reciente investigación presentada en el Congreso Europeo e Internacional de Obesidad de 2020 (ECOICO 2020), según destaca el diario inglés Mirror.

Los investigadores de la Universidad de Ulster en Irlanda del Norte, sugieren que existe una evidente relación entre comer por la noche y el consumo de más calorías y alimentos menos nutritivos durante el día.

Para el estudio se analizaron datos de 1.200 adultos en la Encuesta Nacional de Dieta y Nutrición del Reino Unido de 2012 a 2017, los cuales incluían el detalle de los alimentos diarios que consumían, considerando la ingesta de nutrientes.

El principal objetivo era investigar la asociación de la ingesta energética (IE) durante la noche con la IE total y la calidad de la dieta.

Los participantes fueron divididos en 4 grupos, en función de la proporción de su IE diario consumido después de las 6 de la tarde. Desde modo, se organizaron lo resultados del más bajo (31,4%), hasta el más alto (48,6%).

Fue así como los investigadores descubrieron que en promedio, todos consumían alrededor del 40% (39,8%) de sus calorías diarias después de las 18 horas.

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Consumían más calorías a lo largo del día

Asimismo, evidenciaron que quienes consumían una mayor proporción de sus calorías totales en la noche, eran más propensos a consumir más calorías a lo largo del día.

También era probable que tuvieran una dieta de peor calidad, consumiendo menos productos ricos en nutrientes, como comida chatarra y alimentos altos en grasa.

“Nuestros resultados sugieren que consumir una menor proporción de EI por la noche puede estar asociado con una menor ingesta diaria de energía, mientras que una mayor ingesta energética por la noche puede estar asociada con una menor puntuación de calidad de la dieta”, explican los autores del estudio.

Mayor riesgo de obesidad

“Se ha demostrado que el momento de comer influye en los procesos metabólicos y fisiológicos, con patrones de alimentación irregulares, como comer tarde en la noche, asociados con un mayor riesgo de obesidad“, advierte Judith Baird, investigadora de doctorado en la Universidad de Ulster y coautora del estudio.

No obstante, señalan que el momento de la ingesta energética puede ser un comportamiento modificable, el cual es importante considerar en futuras intervenciones nutricionales.

En este contexto, es necesario profundizar sobre la forma en que la sensación de hambre y saciedad pueden cambiar a lo largo del día, según los hábitos alimenticios de cada individuo.

“Ahora es necesario un análisis más detallado para examinar si la distribución de la ingesta energética y/o los tipos de alimentos consumidos por la noche están asociados con medidas de composición corporal y salud cardiometabólica“, concluye Baird.