Recientemente en el Senado aprobamos una glosa presupuestaria de 2.900 millones de pesos para retomar desde el próximo año las cirugías de aquellas personas que sufren con la denominada “Guatita de delantal”.

Si bien puede resultar muy positivo contar con recursos para que las personas accedan a una cirugía de abdominoplastia o cirugía bariátrica, lo cierto es que aún estamos lejos de ser un país realmente preocupado por la gente que vive con esta enfermedad.

Actualmente en el país hay 270 mil personas que la padecen y desde su puesta en marcha el 2018 como programa piloto, los avances no han sido tan sustanciales, más aún después de la aparición de la pandemia. De hecho, en la región de Los Ríos, quedaron 36 cirugías que aún están pendientes.

La agrupación “Guatitas de delantal” ha realizado una labor de concientización sin precedentes, reuniéndose con ministros y parlamentarios, para que la glosa sea nuevamente incorporada en el presupuesto de la nación

El desgaste, sin embargo, es inmenso. Bregar año a año para conseguir recursos es una batalla dura, que todos quisiéramos terminar con la incorporación de la enfermedad a la lista de patologías Auge o Ges, que entrega gratuidad al tratamiento.

Hoy las cirugías reconstructivas y bariátricas no figuran en ninguna de esas categorías y el costo de una intervención supera los 2 millones y medio de pesos, por lo que usuarios de Fonasa A o B, sencillamente no tienen como acceder a ellas.

Transformar este tipo de cirugías en una política pública, no sólo implica un alivio desde el punto de vista físico para las afectadas, sino que también psicológico por el respiro que sienten las mujeres al ver que su figura toma una apariencia distinta gracias a la disminución del peso corporal.

Por lo mismo el Ejecutivo debe entender que esto no tiene nada que ver con la mal llamada cirugía estética. Estamos hablando de salud y una realidad muy potente que requiere ser atendida con prontitud por las autoridades .

Hago un llamado para que este protocolo sea elaborado de forma conjunta entre las representantes de la agrupación “Guatitas de delantal” y el Ministerio de Salud, porque la espera no puede ser eterna. Hay pacientes aguardando desde el 2014 por una abdominoplastía, lo que dice mucho sobre la urgencia y presión que el sistema de salud está soportando.

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