La visión de Jara sobre los establecimientos particulares subvencionados significa que continúe la crisis educacional, se sigan cerrando valiosos proyectos educativos y la calidad siga disminuyendo.
La candidata Jeannette Jara en el programa de televisión “Candidato Llegó tu hora” señaló que la educación particular subvencionada no iba a ser prioritaria en su Gobierno, justificando que es la educación estatal la que es pluralista, laica y entrega valores transversales en la sociedad chilena y no de un grupo de interés como aquellos que son dueños de colegios particulares.
Esta opinión, ciertamente estatista, es consistente con su programa de Gobierno presentado tanto para las primarias como en sus bases programáticas, donde omite por completo alguna propuesta sobre la educación particular subvencionada en la cual asiste cerca del 54% de los niños de Chile. Únicamente menciona algunas ideas en su complemento programático, del cual es posible concluir su pensamiento sobre la educación en Chile.
En primer lugar, el pensamiento de Jeannette Jara refleja la creencia de que es posible alcanzar un programa educacional “ideal”, elaborado por un grupo de funcionarios públicos que debe ser implementado de manera uniforme en todos los establecimientos estatales del país.
Es evidente que esta visión no reconoce el valor de la diversidad, al contrario, asume que existe solo una forma perfecta de educación y le resta importancia al rol que juegan los padres en la educación de sus hijos según sus propias convicciones y preferencias.
En segundo lugar, la candidata del oficialismo no toma en consideración los diferentes resultados en calidad que tienen los colegios subvencionados respecto a la educación estatal.
Los resultados PAES para la admisión 2025 arrojan que un 16,8% de los estudiantes en particulares subvencionados obtuvo un puntaje que lo ubica en el 20% más alto de Chile. Por otro lado solo un 9,6% de estos corresponden a establecimientos estatales (Municipales, Administración Delegada y Servicios Locales de Educación (SLEP)).
Esto evidencia que los establecimientos subvencionados ofrecen una educación de mayor calidad elegida por los padres que los estatales, algo que Jara no reconoce ni valora.
El restante 61,3% de los estudiantes corresponden a particulares pagados, los cuales según Jara “entregan valores de un grupo de interés y no transversales de la sociedad chilena”.
El desdén de la exministra del Trabajo por la educación particular subvencionada es aún más preocupante si se considera que en 2014 los establecimientos subvencionados alcanzaron su máximo histórico con 6.065 instituciones. Sin embargo, tras las reformas educacionales impulsadas por Michelle Bachelet, esa cifra ha disminuido de forma sostenida, llegando a 5.440 en 2024, y la tendencia continúa a la baja.
Si existiera una real preocupación por la educación, lo que claramente se debería promover es el aumento en la calidad y diversidad de proyectos educativos ya sean estatales, subvencionados o particulares pagados.
Esto se podría hacer a través de un subsidio a la demanda, o sea que el estado le entregue una cierta cantidad de dinero a los padres para que elijan libremente la educación de sus hijos.
La visión de Jara sobre los establecimientos particulares subvencionados significa que continúe la crisis educacional, se sigan cerrando valiosos proyectos educativos y la calidad siga disminuyendo.
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