Señor Director:

El reportaje emitido por Chilevisión que vinculó a Patricio Góngora Torreblanca, exmiembro del directorio de Canal 13, con la coordinación de campañas de odio mediante “bots” en favor de José Antonio Kast, no puede ser tratado como un hecho aislado ni mucho menos minimizado.

Su renuncia al directorio del canal no resuelve lo de fondo: la gravedad de que un alto directivo de un medio de comunicación se señale como responsable de operaciones de desinformación y acoso político, atentando contra la democracia y el derecho de la ciudadanía a informarse con transparencia. La mentira queda instalada y el daño ya está hecho.

Lo revelado es solo la punta del iceberg, pues Góngora no debe ser el único involucrado en estas redes de manipulación digital. Este caso abre la sospecha de un entramado mucho más profundo, donde intereses políticos y mediáticos se entrelazan para instalar odio, fabricar noticias falsas y debilitar la confianza social.

Entonces, ¿se puede confiar en la independencia y la ética informativa de un canal que mantuvo en su directorio a alguien acusado de manipular la opinión pública desde las sombras? La respuesta de Canal 13 será determinante no sólo para su credibilidad, sino para el estándar que como país estamos dispuestos a tolerar en los medios de comunicación nacionales.

Se hace urgente legislar una verdadera ley de medios que garantice independencia editorial, transparencia en la gestión y responsabilidad frente a la ciudadanía. No podemos seguir permitiendo que la manipulación digital y la connivencia política-mediática queden impunes.

Cuando la mentira y el odio se vuelven herramientas de campaña, lo que está en juego no es una elección más, es nada más y nada menos que nuestra democracia.

Atentamente,

Fares Jadue Leiva
Alcalde de Recoleta