Atado a través de cintas reforzadas de color amarillo, la estatua del general Manuel Baquedano fue elevada por una grúa en la plaza homónima mientras corría la noche del pasado jueves 11 de marzo.
Este hecho, marcó los 93 años de exposición pública del monumento que tomó lugar en el escenario más grande que acoge manifestaciones y protestas cada semana.
A los ojos de la estatua de Baquedano y su caballo “Diamante”, y por casi un siglo, fueron testigos de innumerables hechos acaecidos en el termino de Avenida Providencia, y el comienzo de la Alameda.
Sin duda alguna, tras su retiro temporal, son muchas las preguntas que surgen sobre la imagen inmortalizada en piedra, ¿quién fue la persona detrás del Monumento Nacional más polémico de las últimas semanas?
Manuel Jesús Baquedano González
Manuel Baquedano nació el 1 de enero de 1826, bajo una continua influencia militar ya que su padre fue Jefe de Brigada y participó en la Independencia de Chile y en varias guerras del siglo XIX, según lo relata el sitio de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.
“Él se arrancó de la casa para pelear en la Guerra Perú-Boliviana (1838) a los 12 años. Es decir, hay que ver el arrojo de Manuel Baquedano cuando joven. Después se queda en el Ejército, hasta la década del 1850 cuando tuvo problemas con el alto mando y lo termina abandonando (1854)”, contó Cristóbal García-Huidobro, académico de la Universidad de Santiago quien cursa un doctorado en Historia en la Oxford University.
Durante su primer paso por el Ejército, Baquedano fue incorporado a un batallón donde alcanzó el grado de teniente a sus escasos 16 años. Tras esto, y por su valentía, fue premiado en 1852 por el mismísimo presidente Manuel Montt donde alcanzó el grado de Sargento Mayor de la Escolta del Gobierno.
Campañas de invasión a La Araucanía
“Él abandona el Ejército, y se dedica a la agricultura cultivando un fundo que le habían heredado sus padres. Luego de eso, en la década del 1870, el Gobierno de José Joaquín Pérez lo llama para que participe en las campañas de ocupación de La Araucanía“, relató García-Huidobro.
En 1866, y como teniente coronel, Baquedano realizó la campaña del Malleco y de Renaico en contra los indígenas. Aquí es donde entran en debate los dichos del candidato, Daniel Jadue, quien acusó a Baquedano de cometer “genocidio contra nuestras primera naciones, que comandó la guerra de Pacificación de La Araucanía, que destruyó y quemó aldeas completas, que violó mujeres, que escondió cuerpos mutilados, que efectivamente robó tierras”.
Ante esto, el académico Cristóbal García-Huidobro comentó que, “desde el punto de vista histórico, lo que dice el alcalde Jadue, no tiene ningún asidero. Distinto es que sí hubo una ocupación por parte del Gobierno chileno al territorio Mapuche, y que fue una ocupación bélica. Pero decir Baquedano fue un genocida, o que él mismo violó mujeres, no se sostiene y es una afirmación efectista y poco seria”.
Sin embargo, la académica y docente de la Universidad Diego Portales, Consuelo Figueroa, señaló que la figura de Manuel Baquedano sí representa lo que se hizo durante las campaña en La Araucanía. “La invasión al sur de la frontera tenía como fin el exterminio del pueblo Mapuche (…) y la figura de Baquedano, sí representa en medida esas acciones porque es lo que hizo el Ejército chileno tanto en el sur como en el norte en la Guerra del Pacífico”, argumentó Figueroa.
Guerra del Pacífico y su logro más importante
Para 1879 Manuel Baquedano, quien tenía vinculaciones al Partido Conservador, participó en la guerra contra Perú y Bolivia donde fue comandante en jefe del Ejército chileno en la Guerra del Pacífico (1879-1883), o la también llamada Guerra del Salitre.
“A él le toca dirigir la penúltima fase de la guerra que culminó con la toma de Lima, por eso se le recuerda, porque hizo que cayera la capital del país enemigo. Después de eso, fue candidato a la presidencia de Chile, renuncia, y deja el cargo a Domingo Santa María”, remarcó el historiador.
En 1891, y tras su derrota en la Guerra Civil, el presidente José Manuel Balmaceda le entregó el poder como Jefe de la Nación al general Manuel Baquedano. “Balmaceda, antes de pasar a la clandestinidad, le pide a Baquedano que asuma el mando. Cuando llegaron las tropas Congresistas Baquedano hace lo más sensato, y les entrega el Gobierno”.
Finalmente, Baquedano falleció a los 71 años el 30 de septiembre de 1897.
Monumento por la gente
El histórico Monumento Nacional, fue obra del escultor chileno Virginio Arias y el arquitecto Gustavo García, quienes quisieron retratar la conmemoración de los hechos acaecidos durante la Guerra del Pacífico.
“30 años después de que muere se inaugura el monumento, que se hizo por suscripción. Es decir, que un grupo de gente donó dinero para construir el monumento. Ni el Gobierno de Chile, ni la Municipalidad de Providencia propuso su construcción, sino que fue la gente”, aseguró García-Huidobro.
En ella se puede ver al general Manuel Baquedano junto a su caballo “Diamante” el que fue fundado junto a la plaza el 18 de septiembre de 1928.
No obstante, este no es el único monumento conmemorativo a Baquedano, ya que en la capital homónima de la región de Antofagasta existe un monumento público de él, tallado en un busto de bronce en el frontis de la 3era Brigada Acorazada de La Concepción.
Un debate que recién empieza
Este lunes, la base del monumento a Baquedano amaneció con un cierre perimetral que bloquea su acceso con placas metálicas. Esto, ya que el Consejo de Monumentos Nacionales hizo un llamado a proteger la tumba del “soldado desconocido”, que también se encuentra en el lugar.
Ante esto, la académica UDP, Consuelo Figueroa afirma que, “la insistencia de tener a Baquedano en este centro simbólico de la ciudad, es seguir manteniendo una visión de la historia y no dejar que salgan otras perspectivas“.
“Esta parte de la historia es hegemónica y se funda en la construcción de estos grandes héroes que supuestamente representan a todo el pueblo chileno, pero son figuras bastante particulares. Hombres militares, blancos, oligárquicos que representan no solo el avance brutal y violento hacia el norte y el sur, sino que también la interpretación de la historia de un Estado que no ha cambiado mucho de eso hasta ahora”, concluyó.