El frío fue clave para salvar la vida de un hombre de 38 años con covid-19, que prácticamente estaba desahuciado por la gravedad de su condición.

Se trata de Nelson Lincopi, quien estuvo internado en el Hospital El Carmen de Maipú durante junio. Allí, dijo, escuchó a los doctores decirle a su mujer que se despidiera, a pesar de estar sedado.

“Mi señora me hablaba. Yo lloraba, o sentía que lloraba, pero no me movía, estaba lleno de tubos y mi cuerpo no reaccionaba”, señaló a El Mercurio.

Sin embargo, no murió y hoy se recupera en su hogar sin mayores secuelas pulmonares. ¿Cómo se logró? Induciéndole la hipotermia.

El médico Pablo Cruces, intensivista pediátrico del Hospital El Carmen e investigador de la Universidad Andrés Bello, hace casi 10 años trabaja con el uso de la hipotermia para tratar a pacientes con distrés respiratorio.

En ese sentido, Lincopi fue un candidato ideal para utilizar una manta que lo mantuvo con una temperatura entre 32ºC a 34ºC.

“(Esto) disminuye la actividad metabólica. En esencia, se inhibe la acción de enzimas que realizan ‘tareas’ a nivel celular. Se produce un estado hipometabólico, parecido a la hibernación (…) Al bajar la actividad metabólica se exige menos a los pulmones, porque el requerimiento de oxígeno es menor”, dijo Cruces al citado medio.

Si bien originalmente la idea era estar 72 horas en ese estado, cuando le subían la temperatura volvía a empeorar su condición, por lo que finalmente estuvo 5 días en hipotermia. Finalmente, resultó.

“Cuando me desperté me tocaba y me sentía como carne recién salida del refrigerador. El personal del hospital me tiraba agua caliente y me cubría”, dijo Lincopi.

Cruces acotó que la terapia es fácil de aplicar y se puede replicar en cualquier hospital.