Son 841 los cactus de los géneros Copiapoa y Eriosyce que fueron confiscados por la Unidad Ambiental de los Carabinieri de Ancona (policía italiana) en febrero y noviembre de 2020, los que ahora se encuentran en Chile tras su repatriación.

Se trató de un trabajo en conjunto de la Associazione per la Biodiversitá e la sua Conservazione (Italia), el Grupo de Especialistas en Cactus y Plantas Suculentas de la CSE de la UICN (CSSG) y la Universidad de Concepción (Chile), según recogió la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)

En Italia los cactus fueron alojados temporalmente en el Jardín Botánico Città Studi de Milán. Posteriormente, fueron enviados a Chile en cajas al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Corporación Nacional Forestal (CONAF), donde SAG implementó una cuarentena para evitar la introducción de posibles vectores de enfermedades al país.

El envío de las plantas se pudo realizar gracias al generoso apoyo y financiación de SSC Grants, Città Studi Botanical Garden de Milán y B.Willow.

Una vez que las plantas hayan cumplido con su cuarentena en la Estación Cuarentenaria de Lo Aguirre del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), serán reubicadas de acuerdo con los parámetros de la autoridad.

Las dos incautaciones de 2020 resultaron de la “Operación Atacama”, una colaboración de un año entre CSSG, Associazione per la Biodiversitá e la sua Conservazione y la Universidad de Concepción junto con autoridades italianas y chilenas para interceptar varios procedimientos para confiscar plantas en el comercio ilegal.

Los cactus confiscados fueron retirados de la naturaleza entre 2013 y 2019 y enviados desde Huasco, región de Atacama en Chile, a Grecia. Los cactus ingresaron a la Unión Europea a través de Grecia, desde donde fueron enviados a varios países para ser vendidos individualmente, incluidos los países asiáticos, por entre 500 y 1.500 dólares estadounidenses, o sea que el valor máximo que podrían haber alcanzado en el mercado es de US$1.261.500 (CLP$885.573.000).