La actual discusión sobre la presunta colusión de las empresas del sector lechero en el país, y la cuestionada calidad de sus productos, ha servido de plataforma para dejar en claro las dudas y desinformaciones que existen en la comunidad respecto de este tema.

Lo cierto es que Soprole, Watts y Nestlé fueron investigadas por la Fiscalía Nacional Económica a partir de 2017 pero la causa fue archivada por falta de pruebas para comprobar colusión.

En tanto, ahora Colún está siendo alzado en redes sociales como el principal afectado por esta presunta colusión; indicado como el único productor completamente nacional y que realmente vende lo que dice.

Eso por lo menos señalan los miles de mensajes en Facebook y Twitter, pero, ¿qué es exactamente lo que venden estas empresas? y ¿por qué hay un rechazo contra la leche reconstituida? ¿Está justificado? ¿Estamos tomando leche o un “sucedáneo”?

Al respecto, según explican expertos y desde la misma Federación Nacional de Productores de Leche (Fedeleche), la leche reconstituida es simplemente la leche natural pero deshidratada. Los mismos nutrientes y las mismas propiedades.

No se trata de un “sucedáneo” o una “imitación barata”, como algunos han indicado, o un producto de menor calidad. Puede ser la misma leche chilena, pero en otro formato.

Así lo confirma el presidente de Fedeleche, Eduardo Schwerter, y también la nutricionista Francisca Miralles de la Atención Primaria de Salud.

En ese sentido, tener resquemor contra la “reconstituida” no tiene lógica. Siempre y cuando siga siendo la misma leche chilena de productores locales.

Un informe del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile, INTA, señala que “la leche en polvo que es reconstituida sigue siendo leche”, agregando que “la leche reconstituida mantiene sus propiedades nutricionales. Además, el queso puede ser elaborado con leche reconstituida, y ello no implica ningún detrimento en su calidad nutricional”.

El problema advertido está en que una empresa podría vender productos que son promocionados como 100% natural o fresco, pero que están compuestos de forma distinta; en parte o completamente reconstituida. Incluso, la leche puede ser una mezcla de leche reconstituida de origen extranjero, sin señalarlo en el envase.

Estos dos últimos no han sido detectado en Chile. Por lo menos, hasta ahora. Así lo explican desde Fedeleche.

Pero, entonces, ¿cuál debe ser la preocupación? Si la leche reconstituida no es un problema, ¿cómo se llega a tal conclusión?

¿Chileno, mezclado, del exterior?

El punto actual es que ninguna ley obliga a las empresas a señalar en sus envases el origen de la leche; no tienen la obligación de decir exactamente desde dónde viene la leche.

Y eso genera dudas entre los consumidores. ¿Podrían estar mezclando? ¿Estamos tomando leche local o extranjera?

Esa preocupación ya está en discusión en el Congreso para legislar una iniciativa que obligue a las compañías a transparentar lo que venden.

“Ahora el punto en debate es que la leche reconstituida no es leche local. La leche natural es muy difícil de transportar, y el costo es mucho mayor por el peso (…) Para importar leche lo hacen de manera seca y acá la reconstituyen (lo que es más barato)”, finaliza la nutricionista Francisca Miralles.

Leche fresca o reconstituida, mientras sea local es seguro su origen y se conocen las leyes bajo las cuales se produce, explica el presidente de Fedeleche.

El rechazo que se ha generado en contra de la leche “reconstituida”, hasta ahora no está justificado.